Están
sentados, mirando.
Sin
hacer nada.
Tienen
veinte, treinta años.
Y
están sentados, mirando.
¿Qué
miran?
No miran
nada.
¿Qué
escuchan?
No
escuchan nada.
¿De
qué hablan, cuando hablan,
sin
hacer nada?
La pereza
les ha puesto
su
soledad en la cara;
Y
el tener quieta la frente
Y
siempre flojas las manos,
ese
fijo
trozo
de piedra en la cara.
No
hay diarios. Y las ondas
del
mundo apenas les llegan.
Y
si les llegan, no escuchan.
Y
si escuchan, no oyen nada.
Son
menos que los caballos
y
esas vacas
que
pacen juntos y miran
el río
de cuando en cuando,
que
relinchan y que mugen
de
cuando en cuando.
Son
menos que las ovejas
que
balan,
que
el picaflor que les liba
las
flores,
que
el molino que les sube
el agua,
que
esos ladrones que pasan
y
les roban los frutales,
Son
menos que los ladrones
que
pasan.
Siguen
sentados, mirando.
Sin
hacer nada.
Otras
manos
Ya se
cansaron por ellos.
Y
ellos, ahora, descansan.
Sentados
, ellos descansan.
Rafael Alberti
No hay comentarios:
Publicar un comentario