-¡Mi
hijo es un gran cantante!, decía una madre. La otra: -¡Mi
hijo es un gran atleta! La tercera no sabía qué decir porque
su hijo no tenía ni una habilidad notoria, solo dijo:
-Mi
hijo es como cualquiera, es un hijo normal.
Así,
las tres madres conversaban en la fontana, en el pilón de agua potable del
pueblo, ajetreándose llevar sus tres respectivos barreños a sus respectivas
casas.
En el
trayecto, casualmente, sus tres hijos se acercaban a ellas
-Mamá
-dijo el que estudiaba bell canto - Me
voy, tengo que entregar una composición nueva. El maratonista, dijo:
- Mamá,
voy a entrenar en la nueva pista atlética del pueblo. Cuando regrese quiero un buen desayuno. El
tercero, el normal, dijo:
-Mamacita
¿te ayudo?
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