El
punto central de Hannah Arendt en “Eichmann en Jerusalen”: Los seres humano
tecnocráticos están espiritualmente muertos. Son capaces de cualquier cosa, no
importa lo atroz que puede ser, porque no reflejan ni cuestionan el objetivo último.
”Cuanto
más se le escuchaba “ escribe Hannah
Arendt sobre el nazi Adolf Eichmann en
el juicio, “más obvio resultaba que su incapacidad para hablar estaba enteramente
relacionado con su capacidad para pensar,
es decir, para pensar desde le punto de vista de otra persona. La comunicación
era imposible con él, no porque
mintiera, sino porque estaba rodeado de la más fehaciente de las salvaguardias contra las palabra y la presencia de los otros,
por tanto contra la realidad como tal”
Chris
Hedges
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