jueves, 15 de diciembre de 2011

Navidad en el cerro

uno
Champagne Queirolo, Puré de manzana
Durazno en mitades, Mermelada de fresa
Macaroni con cheese, Corn flake
Tableta de chocolate, Panetone en caja
¡Que provocativa lámina de almanaque!

dos
Hubiese querido nunca perder la niñes
Ver el bullicio de  amplias avenidas
desde el balcón de mi casa, en el cerro
(aunque, para ver todo lo que se podía
había que subir a la casa de Gallinazo.
ahí, como  atalaya en medio de la ciudad,
se veía buena parte del Centro de Lima)
Hubiese querido nunca bajar al llano
No hurgar mas allá de su frontera
quedarme, como algunos se quedaron
Veía a mamá moler con una botella
la barra dura de cacao del Cuzco
Espolvorearlo con anís, canela y clavo 
a la bullente olla de chocolate,
mientras mi padre untaba de margarina
las porciones del panetón mediano
Y yo, apuraba a mi madre lo sirviera
porque, esa noche, tenía rienda suelta,
mis amigos me esperaban en la calle,
caminitos oscuros  sin postes de luz
que, esa noche, en cada portal de casa
alumbraban  mecheros a querosene.
Noche navideña en mi cerro añorado
que fueron lo mejor de mi vida.
Hacíamos reventar  cohetones en latas
para que el estruendo fuera mayor
Jugábamos a cowboys sobre la Capilla
techo largo, caña de Guayaquil y barro
-donde una ves, precisamente, Gallinazo,
se hundió sobre una mesa que lo contuvo
asustando al Padre y vecinos feligreses-
Noche navideña en mi cerro a lumbre
-Nuestro propio Pesebre Mayúsculo
donde éramos  ovejitas que pacían,
mejor dicho, alborotaban la Capilla-
En cada casa que visitábamos
recibíamos porciones de dulces y pan
Eramos los niños, esa noche, los engreídos
todo se nos permitía hacer
Hubiese querido nunca perder esa niñes.

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