Maia Kovski se
suicidó por penas de amor, por una mujer que era su cuñada y después que se
hubo casado con un diplomático.
Pero en la carta que ha dejado no dice una sola
palabra sobre el nombre de esta mujer sino más bien se dirige a su esposa,
cuando decía: Lili, Ámame
en realidad imaginaba a su
cuñada,
Antes de suicidarse escribió:
¡A todos!
No se culpe a nadie de mi muerte y, por favor,
nada de chismes. Lili ámame.
Camarada gobierno, mi familia es: Lili Brik, mi madre, mis hermanas y Verónica Vitaldovna Polonskaya.
Si se ocupan de asegurarles una existencia decente, gracias.
Por favor den los poemas inconclusos a los Brik,
ellos los entenderán.
Como quien dice
la historia ha terminado.
El barco del amor
se ha estrellado
contra la vida cotidiana
Y estamos a mano
tú y yo
Entonces ¿para qué
reprocharnos mutuamente
por dolores y daños y golpes recibidos?
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