Uno
Cuando el hombre deja de ser niño y pierde la capacidad
de asombro comienza la atocia, el páramo anímico. La fantasía es
un elemento clave de la ilusión, la fantasía se encuentra en los niños o en
hombres que no pierden aquella sensibilidad, aquella naturaleza infantil.
Dos
Benito Pérez Galdós ante de crear literalmente los
personajes de su obra lo dibujaba con un lápiz para tenerlos delante cuando escribía de ellos
Tres
Las voces se van apagando, hay que aprovecharlos, recoger
testimonios de personas
de avanzada edad que en algún momento
cercano serán voces mudas; y , este descuido es palpable por la soberbia
de la juventud que generalmente los desdeña.
Cuatro
No me importa llegar a viejo siempre en cuando conserve
mi facultad de pensar y pueda aun tipear
el tablero de la PC, y tenga la fuerza para defenderla contra los zombies.
Cinco
Así como una muralla empinada en una colina rasgando
la luz de la tarde, solitario, lejos de la ciudad, pero visible, así quiero demostrar quién soy.
Seis
O, podría llamarse
mi obra: La verdad de las mentiras, o
sea si alguien pregunta ¿es cierto lo
que escribe? Le diré es mentira pero en
su conjunto hay una verdad incuestionable.
Siete
Nada hay que temer más como el temor mismo de sacar a
relucir nuestro interior pensante.
Ocho
Es necesario que todos los elementos requeridos para
emprender la obra estén a nuestro alcance. De faltar uno y estando
nuestro ánimo en disposición, ésta, por falta de aquello, pueda evaporarse
rápido. De ahí la importancia de ubicarlos en un lugar preciso y cercano.
Nueve
Hay que empezar a bregar con la pluma y el papel muy temprano
cuando el sol dormita en la frazada de la noche que es mi momento preferido; pero
puede ser para otra persona en otro momento, la hora más tarde de la noche
cuando la bulla cese en los pasillos de la casa, o al caer la tarde. Cada quién
monda la manzana como quiere.
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