De niño oía difícil ingresar a la universidad mas antigua de América
Sus exámenes orales del jurado eran capciosas y tenían harta fama:
"Joven, si sube al último piso del Ministerio ¿cómo ve a las personas? ...
Señorita, por favor, enséñeme sus piernas ¡No! usted enseña el muslo!"
Cuando paseaba-niño- por el centro de Lima, mi padre señalaba La Casona
y me prodigaba, como siempre, la retahíla de ser hombre de bien
y que, ello, empezaba ingresando a la Universidad Mayor de San Marcos
Me imaginaba dando exámen en los vetustos cuartos del segundo piso
Joven ya, ingresé a la Villarreal en la misma Nicolás de Piérola, cuadra tres,
-Había postulado a ésta sólo para foguearrme y terminé ingresando-
Yendo por El Parque Universitario, de reloj y palmeras, todos los días
ante la congestión vehícular-iba en uno- miraba por la ventanilla del bus
La Casona y una especie de abatimiento quebraba mi anhelo
No ingresaría a sus aulas No había patrocinio para empezar de nuevo
En ese tiempo, ya era sólo museo y centro de actividades culturales
La Ciudad Universitaria se había creado y funcionaba en Pando
Se había eliminado los exámenes orales y ora era en tarjeta IBM.
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