miércoles, 23 de noviembre de 2011

Chester mi perro

¡Pobre mi perrito Chester! que alegró a los míos
por un corto tiempo de seis meses
Hacia círculos tratando alcanzar su cola,
cuando, por lo alto, mi mano hacia órbitas,
o, frotábase en la pared después de bañado,
y, estaba aprendiendo empinarse de patas
De tamaño menudo, guindo moreno su narizita
Sobresaliendo de la maraña de su pelaje
sus ojos pequeños alegres y vivaces
Era muy parecido a un terrier ingles
Hasta que un día amaneció de mala gana
del rincón de su caseta negábase  salir
Le señalaba su plato de comida y no quería
Al tercer día de estar así, lloró lastimosamente
disparaba de su modorra a cualquier lugar
y revolcábase de dolor intenso;
al caminar, de nuevo, perdía ubicuidad
Los pequeños maseteros del jardín,
al rozarlos, caíase, rompíase en pedazos

Pensé:  habían tirado veneno por el cerco
y, sin perro, cualquier noche, robarían la casa
le ingerí aceite, así,  limpiar su estómago
Después dí, aguita de apio para el cólico
Por la inutilidad consulté al veterinario
"Tiene distemper, dijo, han debido vacunarle.
Si ha perdido  orientación al caminar
el mal le ha llegado al cerebro" añadió
(A mi mujer le había regalado una vecina
que se mudó de casa, pero sobre la vacuna
habíamos supuesto que Chester lo tenia)
-Pero si mi perro no sale a la calle- reparé
- En el aire corre el virus, señor-sentenció.
Aun así me dio algunas pastillas para disolver
"Ojala tenga suerte recuperarlo" me advirtió
De regreso, al abrir la puerta de la calle
con mucho esfuerzo se levantó y agitó la cola
fiel a su costumbre de saludar mi llegada
o, tal vez, pensando, le traía su salvación
Al punto, Chester se echó sobre el piso
y se puso,nuevamente, a llorar
-¿Porque no le aplicas una inyección letal?-
me estrañó lo dicho por mi hija con quién jugaba
-Voy ha probar con la medicina-  respondí
Me mentí, sabiendo poca la probabilidad
Dándole la pastilla disuelta en una botella
fui a trabajar dejando listas las otras tomas
y, advirtiendo a mi hija, dar, a hora puntual
De noche, llegando a casa extraño su ladrido
en cambio, era mi niño, en cuclillas, lloraba
Dijo "Nada le hizo las pastillas y sufre mucho
No sabe dónde ir de dolor, tropieza y cae"
A esa hora no había veterinario de emergencia
Distanciábamos veintitrés kilómetros de Lima

Es pasado las doce y todos duermen en casa
No puedo concentrarme en leer ni escribir
El dolor le es inmenso para su tamañito
Recuerdo, soltero yo, en  casa de mi madre
había un rottweiler que había nacido ciego
el animalito creció en su mundo oscuro
por intuición bajaba y subía las escaleras
pero era cuantioso el gasto que ocasionaba
rompía todo que no estuviera amarrado
Una mañana,  temprano como acostumbraba
en el jardín posterior  de la casa hacía ejercicio
al levantar brazos y mirada  quedé perplejo:
veo al perro colgado, a plomo, sobre la pared,
mi madre, cansada, le había dado muerte.

Bajo. En el jardín hago un hoyo cerca a un arbolillo
Hago correr una soga por el nudo hecho previo
Tomo al animalito en mis brazos y suelto lágrimas
Le coloco la horca en su cuello afelpado
y me convierto en asesino de mi Chester

PD
Todos los animalitos que llegan a esta casa
tienen  triste final y acaban malamente
¿Habra un espíritu malo qué por ellos empieza?
Cavilo. ¿A donde irán las almas de los perros?
Mientras, entierro a Chester cerca al árbol joven.

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