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XXIV
Entonces
Risser libre de ataduras decía:
Antes
No podía estar escribiendo barcas de vela
frágil
Ondas silenciosas porque se difuminaban
Tinta
bolígrafo tanto escribir se extinguían
Ya no soportar su mujer atrás merodeando
Ya no podía guardar un texto para mí,
Porque lo encontraba Gel y lo rompía
Entre dormido nombrarla no podía
Si la terminaba de redactar, igual, molía
Medio loco iba escondido en su castillo
Oponía -dentro-
como bracero haciéndome chispas
Esperaba gritar al mundo ¡ libertad, libertad!
Preso aún era mayoral de sí mismo
No podía
gritar su nombre en la almena de castigo
¡Solina… Solina! y se mordía los labios por clamar
Ahora, libre,
Ya podía atenuar la intensidad de luz -Dimmers
–
Ver su fotografía y soñar con ella
Su amor ya
no estaba cerrado al mundo
Había alquilado un cuarto provisorio
Podía soñar e ir a verla
Tendida en un prado arrebolado en suave declive
Una casa le buscaría con techo a tejas rojas
que le esperaban
Su nombre a sol tibio, a hierba mate,
pronunciarla
Su nombre a brisa de acantilado, a miel de
abeja
-dulce como
sus ojos- ; poder catarla
sus interminables y dulces besos
Ya
no podía oír maldijeran de su musa
Entonces
Risser libre de ataduras
Corrió
a su bolsita salvadora, como
Diógenes
de Sinope dijo ¡Eureka!
Risser
llego al pre casamiento y dijo
¡Esto
libre, estoy libre! ¡Usbeka!
¡No
te cases con Monigote!
¡El
es un niño para ti!
¡Tendrán mal final!
¿No
me dijiste terminara
Para
empezar lo nuestro?
¿Qué
me respondes Solina?
*
Entonces
Solina le dijo que no
Y
él insistió echando orgullo al traste
Y
ella repetía que era muy tarde
Entre
dos males prefiero el mal menor
Tú
tienes dos hijos
Me
dijiste que tenías uno
Sigues
haciendo más y es porque la quieres
-Pero
Solina, yo te quiero a ti
A
ti te conocí primero
Nos
conocemos más de diez años
¿Qué
haces con un retoño que no sabe
Soplarse
los mocos?
Esa
también era la duda de Solina
Se
quedó pensativa largo rato
Y
le dio que pensar como nunca
Verle
en cuclillas rogándole
¡Vamos
levántate!, le dijo
Por
poco no me encuentras
Me
voy al oriente a dejar unos partes
Y
de paso voy a la casa de mi padre
Y
si te parece, acompáñame
Y
allí lo conversamos seriamente
¿Qué
dices?
-Dispuesto
cien por ciento
*
Para
ir al oriente en este país
Hay
que ir con abrigo y cosas así
Ascender
la cordillera* por una vera
Y
bajar lentamente a la ceja de selva
A
un lugar verde a ocho horas en bus
El padre de Solina era ingeniero
y trabajaba en una reserva forestal
Llegaron a oscuras a un hostal
Pero ella no quiso ocuparla
Tenía urgencia a su padre ver primero
Era chocante lo que le iba a decir
¡Cambiar los planes de boda!
Iba a buscar el punto débil
Y entrever allí el posible aplazo
Porque tiene que haber prórroga
Luego a
esperar que lo digiera
Por lo menos un par de días
Y le diré quién es mi verdadero amor
A ti te conoce mucho tiempo
Solo que se hubo desilusionado
Por tus aplazamientos
Y mañana domingo
vendré a buscarte y llevarte
-mientras mi papá lo asimile-
a
sitios turísticos de la ciudad
y pasado mañana vamos a su casa
Y volvió, en efecto, al albor
Y se tendió a un lado de la cama
Para los previos del amor
Pero él a terracota de enfado
Mostraba su faz partida de raíz
Quería hablar con el padre cuanto antes
¿Por qué ella reservaba contar los detalles
¿Por qué ahora no estaba tan segura?
Entonces
como siempre que él se mostraba duro
Ella le hacía cosquillas,
Para hacerle reír,
Pero como pronto se apagaba
Volvía con los picores, y le decía:
-¡Me gusta cómo te ríes
Déjate reír una vez más conmigo!
Y luego en la cama
Como el fruto del nogal
-que abundaba en esa ciudad oriental
Que producía nueces y castañas-
Se abría al frote como la cáscara
Mostrando
catorce nueces
catorce
secretos nuevos de amar
Con menos de la mitad, Risser
quedó rendido y convencido
que el estado apasionado de Solina
-pensó- era prueba a su lealtad
Luego de reparador descanso
Tomaba tu terso hombro,
Y con su otra mano apartaba
su cabello hacia el otro lado
Entonces volteaba ella con
sus ojos soñolientos, cuyos
labios secos renovar pedían
-Con su voz de dormitorio
el enésimo arrumaco del día-
Ósculo
al ojal de su oreja, a la
esquina ventisca de su mentón
Y se daban cada cual cien besos
A cada cual más intensos
Hasta soltar, luego, el dique
de las paredes enjalbegadas
en una comunión de cuerpos
Fulgor de soles la bóveda celeste
Ese día no salieron del país del amor
Garcharon tres veces la mañana**
Y duplicaron tres veces en la tarde
Tendida al cobertor volvían a dormir
Reponían el fragor de la lucha
Mientras Risser a su lado, cansado
le quedaba fuerza solo para ver:
La colina desnuda a su bello cuerpo
Y el sol del crepúsculo que no veía
pero sí, el incendio sobre la loma
Y no tuvieron la noche fuerza
Solo para despedirse impasible
Pero no sabía Risser era la despedida
Que nunca más la volvería a estar
Cuando le dijo que mañana volvería
Porque su padre le esperaba a cenar
Ella le mentiría
El padre de Solina no aceptó a Risser
Por los hijos y la mujer que tenía
Advirtió a su hija: era una maldad
Y que de una vez le dijera lo que es
Al poco rato de irse llamó por teléfono
Y llorando Soli le dijo toda la verdad
Al día siguiente le llamó por el fono
Se hizo la ocupada, no respondía
Otra vez –más tarde-… había salido
Otra, estaba apurada con una tía
Le parecía otra mujer
y él otro espécimen
Hasta se ponía a pensar
si no había sido todo un sueño
Hubiese sido mejor –colegía-
No haberla venido con ella
La hubiese conservado
en la tela aceitada de su corazón
Ahora no, quería matarse
Tenía razón Gelsomina
__
*Por la ruta de Ticlio de altitud 4818 msnm
(15 807 pies)
**acto sexual
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