miércoles, 4 de julio de 2018

SOLINA XXIV


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XXIV


Entonces Risser libre de ataduras decía:

Antes
No podía estar escribiendo barcas de vela frágil
Ondas silenciosas porque se  difuminaban
Tinta  bolígrafo  tanto escribir se extinguían
Ya no soportar su mujer atrás  merodeando

Ya no podía guardar un texto para mí,
Porque lo encontraba Gel y lo rompía
Entre dormido nombrarla no podía
Si la terminaba de redactar, igual, molía
Medio loco iba escondido en su castillo

Oponía  -dentro- como bracero haciéndome  chispas
Esperaba gritar al mundo  ¡ libertad, libertad!
Preso aún era mayoral de sí mismo
No podía  gritar su nombre en la almena de castigo
¡Solina… Solina! y se mordía los labios por clamar

Ahora, libre,
Ya podía atenuar la intensidad de luz -Dimmers –
Ver su fotografía y soñar con ella

Su  amor  ya no  estaba cerrado al mundo
Había alquilado un cuarto provisorio
Podía soñar e ir a verla
Tendida en un prado arrebolado  en suave declive
Una casa le buscaría con techo a tejas rojas que le esperaban

Su nombre a sol tibio, a hierba mate, pronunciarla
Su nombre a brisa de acantilado, a miel de abeja
 -dulce como sus ojos- ; poder catarla
sus interminables y dulces besos
Ya no podía oír maldijeran de su musa

Entonces Risser libre de ataduras
Corrió a su bolsita salvadora, como
Diógenes de Sinope dijo ¡Eureka!
Risser llego al pre casamiento y dijo
¡Esto libre, estoy libre! ¡Usbeka!
¡No te cases con Monigote!
¡El es un niño para ti!
 ¡Tendrán mal final!
¿No  me dijiste terminara
Para empezar lo nuestro?
¿Qué me respondes Solina?
*
Entonces Solina le dijo que no
Y él insistió echando orgullo al traste
Y ella repetía que era muy tarde
Entre dos males prefiero el mal menor
Tú tienes dos hijos
Me dijiste que tenías uno
Sigues haciendo más y es porque la quieres

-Pero Solina, yo te quiero a ti
A ti te conocí primero
Nos conocemos más de diez años
¿Qué haces con un retoño que no sabe
Soplarse los mocos?

Esa también era la duda de Solina
Se quedó pensativa largo rato
Y le dio que pensar como nunca
Verle en cuclillas rogándole

¡Vamos levántate!, le dijo
Por poco no me encuentras
Me voy al oriente a dejar unos partes
Y de paso voy a la casa de mi padre
Y si te parece, acompáñame
Y allí lo conversamos seriamente
¿Qué dices?

-Dispuesto cien por ciento
*
Para ir al oriente en este país
Hay que ir con abrigo y cosas así
Ascender la cordillera* por una vera                                  
Y bajar lentamente a la ceja de selva
A un lugar verde a ocho horas en bus                     

El padre de Solina era ingeniero
y trabajaba en una reserva forestal

Llegaron a oscuras a un hostal
Pero ella no quiso ocuparla
Tenía urgencia a su padre ver primero
Era chocante lo que le iba a decir
¡Cambiar los planes de boda!
Iba a buscar el punto débil
Y entrever allí el posible aplazo
Porque tiene que haber prórroga 
Luego  a esperar que lo digiera
Por lo menos un par de días
Y le diré quién es mi verdadero amor
A ti te conoce mucho tiempo
Solo que se hubo desilusionado
Por tus aplazamientos

Y mañana domingo
vendré a buscarte y llevarte
-mientras mi papá lo asimile-
a  sitios turísticos de la ciudad 
y pasado mañana vamos  a su casa

Y volvió, en efecto,  al albor
Y se tendió a un lado de la cama
Para los previos del amor
Pero él a terracota de enfado
Mostraba su faz partida de raíz
Quería hablar con el padre cuanto antes
¿Por qué ella reservaba contar los detalles
¿Por qué ahora no estaba tan segura?

Entonces
como siempre que él se mostraba duro
Ella le hacía cosquillas,
Para hacerle reír,
Pero como pronto se apagaba
Volvía con los picores, y le decía:

-¡Me gusta cómo te ríes
Déjate reír una vez más conmigo!

Y luego en la cama
Como el fruto del nogal
-que abundaba en esa ciudad oriental
Que producía nueces y castañas-
Se abría al frote como la cáscara
Mostrando  catorce nueces
catorce  secretos nuevos de amar

Con menos de la mitad, Risser
quedó rendido y convencido
que el estado apasionado  de Solina
-pensó- era prueba a su lealtad

Luego de reparador descanso
Tomaba tu terso hombro,
Y con su otra mano apartaba
su cabello hacia el otro lado
Entonces volteaba ella con
sus ojos soñolientos,  cuyos
labios secos renovar pedían
-Con su voz de dormitorio
el enésimo arrumaco del día-

Ósculo  al ojal de su oreja, a la
esquina ventisca de su mentón

Y se daban cada cual cien besos
A cada cual más intensos
Hasta soltar, luego, el dique
de las paredes enjalbegadas
en una comunión de cuerpos

Fulgor de soles la bóveda celeste
Ese día no salieron del país del amor
Garcharon tres veces la mañana** 
Y duplicaron tres veces en la tarde

Tendida al cobertor volvían a dormir
Reponían el fragor de la lucha
Mientras Risser a su lado, cansado
le quedaba fuerza solo para ver:

La colina desnuda a su bello cuerpo
Y el sol del crepúsculo que no veía
pero sí, el incendio sobre la loma

Y no tuvieron la noche fuerza
Solo para despedirse impasible

Pero no sabía Risser era la despedida
Que nunca más la volvería a estar
Cuando le dijo que mañana volvería
Porque su padre le esperaba a cenar
Ella le mentiría

El padre de Solina no aceptó a Risser
Por los hijos y la mujer que tenía
Advirtió a su hija: era una maldad
Y que de una vez le dijera lo que es

Al poco rato de irse llamó  por teléfono
Y llorando Soli le dijo toda la verdad

Al día siguiente le llamó por el fono
Se hizo la ocupada, no respondía
Otra vez –más tarde-… había salido
Otra, estaba apurada con una tía

Le parecía otra mujer
y él otro espécimen
Hasta se ponía a pensar
si no había sido todo un sueño

Hubiese sido mejor –colegía-
No haberla venido con ella
La hubiese conservado
en la tela aceitada  de su corazón

Ahora no, quería matarse
Tenía razón Gelsomina
__
*Por la ruta de Ticlio de altitud 4818 msnm (15 807 pies)
**acto sexual

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