jueves, 31 de agosto de 2017

FEA : La muchacha bonita de los domingos

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-Si te hubiese respondido –al empezar- de buenas a primeras: te quiero ¿Qué sensación te arribaría? Sería casi permanecer en lo mismo como segundos antes que lo preguntaras.
Porque –tácito- lo que tu oído no oye lo rutinario  tu corazón se asusta al  silencio. Al escindir la duda, tu alma encabrita, despierta y responde  vehemente a la duda. Deja de lado la presunción y estás en un cruce de caminos sin poder elegir. Se enciende todas las pajuelas de tu alma  y  ora estás en duda si lo apagas  bruscamente, todas, o una por una. Vas sofocándolas con tus deditos y analizándola.

No siempre necesitamos  digerir sabrosos potajes. Se necesita un brebaje amargo que despierte  los cuerpos dormidos del organismo y del alma.

-Debes comprender, Telmo, soy joven y en estas artes de amar no tengo la comprensión  inmediata,  por  eso me desacomoda cómo respondes, además,  fue una pregunta casual que te hice. Si tú estás   enredado en pensamientos debes discernirlo en tu casa pero a mí respóndeme en una palabra concreta ¿Me quieres o no?

-Estoy en proceso de quererte.  Si uno alcanza el cielo donde todo es felicidad y vivirla por siempre, así, al no haber desdicha no habría  patrones de comparación entonces: no sería felicidad.  Para dar calificativo de feliz se necesita  al infeliz y al no haber éste no cabría lo primero; y el cielo así hasta la eternidad ...sería aburrido.
La cosa no es alcanzar el  sentimiento sino estar en proceso -en mi caso- proceso de quererte.

-Si tendríamos un hijo  ¿tu proceso acabaría? ¿Cómo lo verías?

-El proceso mejoraría,  seguiría creciendo aun cuando tengamos más hijos   ¿no te parece lógico?

Los ojos de Flor se achinaron,  alargaron a sus sienes, pensó que el cabo de su flor estaba desecho por más riego que reciba,  no encendería más.

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