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Tantos hombres la veían con codicia
En la pasarela de la calle, exquisita,
Hacía humedecer chasquear la boca
A Tel le hacían venia por la fortuna
¡Provecho hermano!, decían con
pena
Como a ninguna mujer la quería
Noche sin desear era sin
apreses
De despensas lo que mejor nutría
Juntos, envergando paños de vela
Almas destinadas a ser siameses
Que se llamaba Flor, no era por gusto
Porque al sol despojó su
geranio,
Que se llamaba ártico de fuego, no vano
donde Telmo era lomillo congelado
que fundió a brasa a fogón dorado
Al tenderse al césped le sucedió
la línea sisa de su camisa corrió
de su bolso, Flor, aguja e
hilo sacó
Sácate, en un cinco (2) lo voy a coser
y al punto enhebraba aguja y cosió
En el parque Exposición con los botes
echaba Tel pecho adelante mientras
paleaba las palas que hacían surcos
Flor pegada ¿cantaba o daba recites?
Le oyó musitar desde sus adentros:
No quiero ser de un país de burbuja
globo iridiscente que poco dura
Quiero ser firme como losa granalla
Leven estos brazos fuertes que me aloca,
y quedaba de su antebrazo prendida
A dorados peces del parque
japonés
inclinaba y daba hojuelas de ternura
El castaño de su cabellera, a soles:
neones verdes naranjas y rojillos
-de los peces- espectro bello parecía
En La Molina compraron, un
domingo,
Presas de pollo habas papas y choclo
Paico huacatay salvia y panca
-aderezo-
y se allegaron a un faldón de un cerro
[por ese tiempo accesible descampado]
E hicieron un horno calentado a piedras
En un hoyo a tierra en forma de cama
Y enterraron los alimentos por pisos
con hojas verdes de plátano protegidos
Y lo sellaron con más piedra encima
Sentados sobre un tronco en espera
Hacían de la tarde migas de blandura
Y de la relación el amor contentaba
Y gustaban luego la rica pachamanca
cocida a usanza andina y milenaria
Veraneando Ancón o playa Chorrillos
bullían vertiginoso apego y lances
Desde el remanso a los vestidores
prodigaban varias series de besos
Igual a olas reincidentes y ruidosas
Sentada al canto y entallado jean
piernas recogidas -pies
descalzos -
sus brazos envolviendo las rodillas
miraba ella con celestial serenidad
Y su cabello bailaba a brisas lejanas
Grados infinitos cuyos extremos
pudiera designarse con epígrafe
amor vulgar o amor divino pero
en cuanto a esencia el amor es
en todas partes lo mismo(3)
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(1) últimos meses del tercer año
(2)en un santiamén
(3)Arthur Schopenhauer
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Autor jrosual / julio2017
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