LA FLACA DIENTE DE MAÍZ
No es que la culpa lo tuviera Flor
Y por ello ¡vaya! haya desarreglado
Solamente tenía un amor alterno
Y venía desde antes tal debilidad
Una era la vecina de su barrio
La que vivía en el segundo piso
de un inmueble de cuatro pisos
Cada piso de cinco o seis familias,
con sus respetivos corredores
qué, en el caso de esta lindante
siempre solía mañana y tarde
regar su tiesto de rosas rojas
Como si fuera dedicado a ellas
como si tal faena, ineludible,
Nuevo amante podía augurarle
y lo pedía sus chillas apeteces
A pesar, una hoya los separaba
-área de jardín y losa amplia-
A extremos de la herradura
veía su sonrisa amplia y
atenta
Tal que cuando Tel desperezaba
Después de tanto escribir o leer
Con la rosa creía verla conversar
solícita obsequiosa acomedida
Le agitaba la mano como saludo
Y ella al comienzo ni chasquido
Pero reía luego cuando Telmo
hacía pantomima de payaso
Luego de días de gesta traza
Tel, insolente exigió le visitara
Y el pudor de ella, no, rezongaba
Pero estaba visto que lo deseaba
Con el pulgar hacia atrás señalaba
Que descansaba dentro del cuarto
¡Su marido! – recién Tel había notado,
¡Qué importa!, tenía la hormona viva
La flaquita del rosal era persona
Que en un tiesto-rosal cabía su vida
A la distancia así Telmo opinaba
Era cuestión de tiempo, auguraba
Así fue pasando varias semanas
A mensajería de manos y humo
Estaba él cargado a zumo pleno
Ella solaz, regaba sus rosas rojas
Un día contraía nupcias otra vecina
quién había loado platónicamente
Y nunca atrevió siquiera
sugerirle
¿por qué la diferencia? peguntaba
Tan audaz con unas y no con otras
A la flaca forzaba imperiosa aventura
Y la otra había floresta inexplorada
¿A qué debía si ambas eran comunes?
Ya había empezado la ceremonia
Tronaba en la vecindad a timbales
Seguro, ellos, ansiosos estar
solos
y hacer la primera noche melosa
Pues exigió a la flaquita del rosal
que accedió a espesa insistencia
Preguntó si había moros en la costa
Y Tel: No había nadie excepto
él
Todo a señales: Después de
las seis
-Advertía- su marido aun dormía
-Panadero que de noche laboraba
Solía irse un poco antes de las seis-
Llegó a su cuarto por las escaleras;
Presto la inclinó de frente a la cama
El sí duró menos de lo que duraba
En quitarse sus ballerinas negras
Se perdía él en un hoyo de besos
ya que la boca de ella era grande
y sus dientes le eran triangulares
cuando reía veía pleno sus encías
Tocaba revolotear los sentidos
Plasmar las señales de humo
Solo en joder consistía el mundo
El resto le era puras invenciones
Amor físico, sin futuro, sin apuro
Quería matar el dolor de su alma
Imaginando a recién desposada,
expiaba con el dar a otro cuerpo
La imaginaba en sus brazos ávidos
delicada yerba virgen enraizada
-Lamentaba tras la nuca de la flaca-
¿Por qué no la tuvo, igual, a quejidos?
En casa de la vecina bailaban el vals
En la suya los chasquido del somier
Preguntaba ¿por qué la diferencia?
Por qué no la hubo amado también
Trato absoluto, directo al
punto
Sin restricción sin media tinta
Lo que pide la santa naturaleza:
Amor de burdel o amor pasajero
La flaquita del rosal de boca grande
También tenía el cuello de gansa
pelo crespo como enorme rizoma
ello debió quebrar más de un peine
De labios delgados y
estirados
Quería que nunca abriera la boca
Por no ver sus dientes enormes
Aun así se hicieron más ofrendas
Y eso se repetía a cada semana
Cuando de asueto tenía la casa,
Los jueves, a su entera disposición
Antes de las siete luego de las seis
Por no verla, su barbilla a la nuca
Y le rasgaba el alma en partes
Hasta cuando el acto terminaba
Y rápido quedarse solo exigía
La flaquita del rosal de boca grande
que tenía el cuello de gansa
iba después a vecina panadería
A comprar algo para su lonche
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Autor jrosual / julio2017
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