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Gustaba usar zapatos tacos altos
Con su altura no se conformaba
Quería ser alta como las modelos
Cuando estaba por llegar a su casa,
a medianoche, cuando él la
dejaba
Sendas tres cuadras taconeaba
Con el ruido despertará
la cuadra
-de los que se recogen
temprano-
Decía mordaz su madrina Orihuela
Las calles de barrio de su amorcito
Tenían nombre de piedras preciosas
Y nombres de batallas, las de Telmo
3
Quería de una esposa no solo eso
sino la virtud alimente su espíritu
El matrimonio no es fin de un relajo
Es, en ambos, preservar la armonía
Que le lleve a conocer prados nuevos
No solo sea náyade de la fuente
No cariátide estatua que realce,
Tea, que cada vez irradie más sendas
El reflejar al sol de su cabello
El fular de su muselina al cuello;
Un cesto de pétalos rojos llevando
Solo esa imagen le sane de su fiebre
No se conforme con lo que sabe
que aprenda cada día -como reto –
Que compartan la sobremesa, ambos,
haciendo cada noche un control previo
Que la algarabía, jolgorio, fiestas
No son únicos ingredientes a la familia
Divina introspección sepan ambos
Se erige en la soledad y se respeta
Esposa no es sinonimia de esclava
Ni coto a sus anhelos particulares
Es libertad a conducción
plena
Más fidelidad se guarda desde lejos
¡Caramba! -Dijo Ítalo*- mucho exiges
Telmo quiso responder algo como
Lo merecía porque en ello esforzaba
Pero no era así, real, se desmentía
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*Vecino de su barrio
Autor jrosual / julio2017
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