martes, 29 de marzo de 2016

¡Qué sueño tan horrible! (rev)



¡Qué sueño tan horrible! Un gato no podía cerrar su hocico y barbotaba  espuma blanquecina, también por la nariz. En mi confusión, por ayudar al animal, con una mano tomé la cabeza y con la otra, la barbilla, dispuesta a juntar ambas, cuando, al hacerlo sonó un ¡crac! espantoso.

Y el gato volvió a cerrar el hocico y saltó de mi cama donde estaba. Luego volví la mirada hacia el cuadro de la virgen, encima de mi cabecera y ésta también tenía la boca abierta.

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