miércoles, 9 de marzo de 2016

Portal desconocido: el kiosko


 Taxeaba por la provincia constitucional del callao. Una muchacha le detiene:
-¿Por cuánto me lleva al muelle?
-Por quince
-Tengo diez
El taxista la ve, es joven, delgada, un poco pálida. Viste  falda floreada, jersey negro antiguo. Va oscurecer,  está sola, la pueden robar –piensa-
y como hacerle un servicio, acepta.

-Exactamente a ¿dónde vas? pregunta
-Al muelle Farmayola

En el trayecto la chica habla de series y programas antiguos, de la década del setenta, por ejemplo, el programa de concursos de Pablo de Madalengoitia, le pareció extraño  porque ella era joven.

Antes de llegar al muelle le detuvo
-Baja aquí, dijo y salió del auto
La zona estaba oscura. Había corte de suministro en la zona. Pero el taxista conocía el lugar. Muchas veces pasaba por allí  dejando y recogiendo pasajeros del muelle.

-Págame, le dijo
-Espéreme un momento, por favor, dijo la muchacha,  giró y tocó la puerta de un kiosko  cerrado en la vereda pública (Kiosko  que suelen vender golosinas, refrescos, o periódicos en las esquinas)
Salió un hombre de apariencia matonesca: ¿Qué pasa?, dijo Y ambos  miraron al taxista.
-¿Cuánto es?, le preguntó
- Diez
 Sacó del jean un billete de diez y le entregó, y se metieron al kiosko.

Al maniobrar el carro, da la culata contra el sardinel y la derrumba. Eso ve cuando se apea y ve el estropicio.  Revisa el parachoque  un momento y se va del lugar.  Cuando llega a su casa no tenía el billete de diez a pesar que lo buscó detenidamente
Regreso al amanecer al lugar antes que clareara el día, pensando se le había caído al apearse.

¡Y no había el kiosko!
Había ya descampado la mañana. No podía confundirse, al frente, estaba el muelle.  Pero estaba el sardinel derruido. Estuvo pensando ¿qué hubo pasado?

Pregunto sobre el kiosko y la muchacha que moraba en él a una viejita que barría el frontis de su casa.  Ésta le queda mirando un rato, estupefacta,
Luego reacciona y le dice, a la vez que sigue barriendo:

-No es la primera vez que la aparecida le hace bromitas a los taxistas
-¡Pero yo la traje, señora!, se exalta el taxista ¡Fíjese, allí está la prueba!
Anoche colapsé el sardinel al querer dar la vuelta mi auto…

-Pero, por qué se molesta conmigo. Yo solo le cuento lo que aquí se sabe

Luego, más calmado le explica: Efectivamente  había un kiosko pero hace mucho tiempo. Mataron a una chica en el 79. Sé, porque el 80 se fue mi hijo a los Estados Unidos…



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