Durante
los años del apartheid, el escritor John Maxwell Coetzee se libró de la censura sudafricana con
un argumento demoledor: era demasiado inteligente:
-No
hace falta prohibirlo porque solo será leído por gente de profesión literaria.
Su obra carece de atractivo popular. Es solo para lectores sofisticados y
entendidos en obras de arte. Su problema es universal y no se limita a Sudáfrica,
fue el informe del gobierno sudafricano…
Tuvo
problema con Estados Unidos por oponerse a la guerra con Vietnam
Se nacionalizó
australiano siendo impopular en Sudáfrica…
La inteligencia
que burló la censura vino de sus libros. Coetzee solo contempla el mundo a
través de ellos…
Los
grandes narradores son soldados discretos, que denuncia las sombras de sus
sociedades con la única arma de su inteligencia. A menudo eso les enfrente al poder,
pero en cierto casos el poder no es muy inteligente. Los gobiernos ni se enteran
que estos escritores existen, a veces si los leen no les entienden. Y por eso
les permiten convertirse en los clásicos de nuestro tiempo.
Santiago
Roncagliolo/ Libro en cuestión: Esperanza a los bárbaros de J. M. Coetzee
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