Siguiendo
la estela de Monsanto también las compañías alemanas Bayer y BASF desarrollaron
un inmenso programa relacionado con cultivos modificados genéticamente y
pesticidas pero es poco conocido por el público. Bayer, por ejemplo, esta
vendiendo maíz, soya y algodón resistentes a herbicidas, mucho de ellos
experimentado en España. Fue un producto
de Bayer el responsable del mayor escándalo conocido de contaminación por organismos modificados.
En julio de 2006 el arroz denominado
Liberty Link –una variedad que no se aprobó para distribución comercial ni consumo
humano en ningún lugar del mundo-
apareció en la cosecha de unos granjeros
norteamericanos sin que supieran cómo y la unión europea, Japón y Rusia detuvieron
inmediatamente las importaciones de arroz estadounidense. ¿El resultado? Que tras
un larga y lenta batalla legal Bayer se vio obligada a indemnizar a los granjeros estadunidenses con cerca de 750 millones de dólares.
Cabe añadir que prácticamente todo los cultivos genéticamente modificado de Bayer
están relacionados con un herbicida, el glufosinato, similar al glifosato de
Monsanto e, incluso, más peligroso.
En
cuanto a los pesticidas Bayer es el segundo productor de pesticida después de Syngenta
con un 20 % del mercado. Durante décadas Bayer ha vendido pesticidas mortales
como Endosulfán, Paratión, Fenamifos y Monocrotofós, especialmente en los
países del tercer mundo
Y por
cierto el monocrotofós fue responsable de numerosas muertes por envenenamiento
en una escuela india hace apenas unas semanas. Hoy la organización mundial de la salud (OMS) estima
el número de personas envenados por pesticidas en más de veinte millones al año
de las que unas 40.000 mueren, siendo el número de casos no reportados aun
mayores. Por supuesto los productos de Bayer han contribuido enormemente a
ello, es verdad, que a finales del 2001 eliminó progresivamente algunos productos
antiguos- entre ellos el endosufán- pero rompió su promesa inicial de retirar todos
los productos que la OMS ha etiquetado de extremadamente peligroso. Y se podría haber salvado muchas vidas si la
promesa se hubiese cumplido.
A
ello habría que añadir los peligros en las instalaciones mismas y su modo de producción utilizando materiales tóxicos como el
fosgeno, considerado uno de lo productos
industriales más tóxicos que existen, se desarrolló durante la I guerra mundial
como una arma química. Es mortal incluso en dosis pequeñísimas y si embargo Bayer
produce actualmente ciento de miles de toneladas. Lo utilizan como producto intermedio
en la producción de plástico y de hecho
acaban de ampliar algunas imitaciones para su producción en Alemania. En décadas
pasadas ya hubo alguna explosión peligrosa en la planta de fabricación de
plásticos de Bayer.
En
nuestra opinión se deben reducir al máximo los peligros. El desastre de
Fukushima demuestra que lo imposible puede
suceder Bayer y BASF deberían concentrar esfuerzo en desarrollar
proceso de producción del poliuretano y
policarbonatos libre de fosgeno y adecuando para producción a gran escala.
Mientas tanto no deberíamos construirse
nuevas plantas; de lo contrario estos método peligroso de producción van a
seguir amenazando durante décadas
Philipp
Mimkes, líder de Coordinadora contra los peligros de Bayer
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