lunes, 30 de septiembre de 2019

El diario


3.

Luego de largos minutos  vomitó
lo que tenía que desembuchar:

Cuidadores de la cuartería
Adiestrados domar  bravas
»Uno, por vez, entró a violarme
A su gusto sopapearme

»Arponeada, deshonrada 
Parecía carroza estacionada
donde mean brutos paseantes
con gritos de bestias pujantes

»Lloraba, lloraba  y nadie me oía
Atenazada, escapar no podía

»Ottolina era administradora
Del pirobar del fin del mundo
Luego me dijo, suelta de huesos
No iba a salir hasta pagar la deuda
Los gastos que hizo Jianphier
Pasajes, comida, la cena a mi tía
El negligé, la pintura que iba usar
Todo, varias veces sobrevalorado

»Después de días  viéndome llorar,
Matsé, muchacha nativa, me dijo:

»Si quieres huir no tienes que llorar
Aquí nadie te hará caso
Una noche te dan vuelta y chau
A la tía ni al minero gusta el llanto
Tienes que aparentar conformarte
Entonces, poco a poco  van a ser flexibles
Ya no vas a estar en este socavón
Te van a subir al piso de entrada
Animarás a tomar a la clientela
Te pagaran veinte soles por caja
Allí estarás cerca a la libertad, y en una,
a un tipo  pides te lleve a Puerto (1) 
Y si tienes suerte Arequipa o Lima

»Pero hacer ese cambio,  qué difícil
Tanto llegar a ello no esperaría

»Un día después de revolear, hacía
un cliente, luces con un revolver,
Una Smith, me la prestó, descargada

»Me enseñó empuñar, cómo apuntar

»Entonces, presto, me entró el diablo
No importaba si moría en el intento

»Préstamela, conminé, no quiso
Mientras iba desnudo aproveché
Salí al corredor con mi camisa satén 
El arma empuñada entre el batín

»En un extremo, claraboya alta
Por allí no podía salir, por el otro
escalera y celador la cuidaba
-Sentado a tercera grada-, le dije:
¡Déjame salir!
¡Estás loca, me gritó, de aquí nadie sale!

»Le mente la madre, déjame salir, ahora,
Empuñé el arma a su cabeza,
El hombre se apartó cubriéndose
Subí a la planta y de allí a la calle

Busqué un puesto policial, cualquier autoridad
-preguntaba-, tal allí no había
Tendría que ir hasta Camanti (2)
Dónde diablos será eso, no sabía

»Los celadores salieron en mi busca
Yo, media desnuda, vista por todos
con el arma en el faldón anverso

»Cuando acercaron saqué el arma
¡Vengan carajo,  –no me conocía-
Quién quiere morir primero, vengan!

»Y los cambistas, mineros, ferreteros
De los portales veían el desenlace,
Y el corro de escoltas, veían qué hacía
Los curiosos vecinos ya lo intuían,
qué pasaba en Huepetuhe, sabían,
Era una esclava de la prostitución
que se rebelaba  –cosa rara-

»Me llamó el conductor de un volvo
Sentado en su cabina  - había visto todo -
Abrió la puerta y gritó, ¡Entra, sube!
Y cerró la puerta tras mi capucete 
Salió al estribo del camión y retó
a los guardas con una semiautomática: 

»Soy concesionario  de la mina La Pampa
¡Déjenla carajo!, amenazó, sino a la policía
traigo de Puerto y cierro esta pocilga 
Donde explotan a niñas de las reservas

»¡Déjenla carajo!, repitió, entró, y arrancó el camión
Aprovechando el desconcierto… »
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(1)  Puerto Maldonado, capital del Departamento de Madre de Dios, situada a orillas de la confluencia del río Madre de Dios y el río Tambopata.
(2)  pueblo de Quince Mil, a 70 kms.



Jrosual

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