martes, 17 de septiembre de 2019

El diario...



JOSE GRISS, MI EX

1.

Salí con Dulce y Guadalupe
Invitó almuerzo Marga Guerra
Toda la tarde hemos versado
Nerviosa Marga (1) viendo la puerta
Más tarde nos invitó lonchecito
En un snack cerca a su casa
Por allí apareció  José Griss, mi ex

No nos peleamos, fue mi actitud desleal
Ahora conversaba bien
La procesión por dentro iba
En su mirada forzada lo sentía
Como si quisiera preguntar
¿Al jardín bello de ayer no regresaría?

Mis amigas se fueron exprofeso
Me espera –dice Dulce-, en casa
Tiemblo como una hoja, confieso

El ayer se volvió hoy ¡Qué lancinante es!
Ve con insistencia mi abdomen
Tres cosas no se pueden velar, el sol la luna la verdad

Hace esfuerzo respirar hondo
Siente que mi peso es su peso
Pienso, se lamenta y sufre No sé qué decir

Desde que Roy me embarazó una sola vez le vi

Y le dije esa vez sin rodeos lo que tenía que decir:

No es tuyo, Griss, estoy segura.
__
(1) Hacía de celestina de José Griss.


2.

Cuento, esa vez,
Que me enteré iba a ser madre
No podía dormir
Sacaba cuentas
Y efectivamente concluí, era de  Roy
Estuve un mes integro con él

Pretexté  ir al norte a ver a mi padre
Pero estuve con Roy

En realidad, tenía que decírselo a los dos

Antes que a José Griss primero a Roy

Precavida, sopesaba: Uno
Dejaría ser mi enamorado
Para ser mí marido
-me sorprende lo que digo-

Empecé hablar con Roy
Que no puso entredicho alguno
Y lo aceptó con esa sonrisa
Que quiere decir mucho y nada
Pero lo aceptó y me satisfizo

Entonces tocó desechar a Griss
Todas por todas de una vez

Griss, vive no tan lejos de mi casa
Estudió conmigo en el colegio
Postuló a la policía e ingresó
Y haciendo servicio, seguíamos

Roy, de otro barrio, lejos del mío
De él no se mucho
A pesar estuvimos treinta días
En una función  continuada
Donde evitar liado beso no podía

En una obra donde era constructor
Treinta días, mucho, no pude sonsacar
Muy inteligente para no responder
Con esa sonrisa que aloca mata revive y vuelve a matar.

3.

Una mañana antes de ir a trabajar
Al pasar por mi casa, José Griss,
Le llamé con mi silbo a cuy mascota
Señalé, me esperara en el mismo lugar

Vestíbulo amplio de un edificio de seis pisos
Al fondo, tras  las escaleras, un cerco
Nos metíamos y  despachábamos  a besos
Solo había que abrir la reja, y cerrarla

Estaba encinta, y no era de él,
sin desparpajo de golpe le dije
Se quedó mudo tonto idiota
A pesar, entrenado a imprevistos
No  esperaba esta confesión
Aproveché y me di la vuelta

Seguí corriendo con el llanto contenido
buscando un aposento para llorar.
_
jrosual 

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