Llevar la libreta roja a casa
Escuchar lamentos de papá y mamá
Fue una desazón no vislumbrada
Sobre todo los lloros de mi madre:
A mano, con lejía y blanqueador
Todo un año lavando tu
uniforme
Rociando con almidón
de ropa
Para que el
guardapolvo lumbre
Para que luciera como
nueva
Haciendo con amor
y esmero
Para que mi hijo
luciera limpio
Y todo para qué…y todo
para qué
Y se ponía a llorar
Y cuando me acercaba
Conmovido
a que no siguiera
Me apartaba y me decía:
¡Tú no eres mi hijo¡
***
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