lunes, 28 de noviembre de 2016

Confesión de parte

De poemario La virgen del Rosario

Confesión de parte

Yo tengo mi manera  de doblegarme
-Empiezo hacerme victima del amor-
Si disertamos de mujeres  como ahora
¿Cuál será su nombre? Me  pregunto
Cuando empiezo interesarme por una

A pesar que ansío saberlo inminente
Antes que ella misma me lo diga
Prefiero la espera sea viva  y colorida
Hago aplazamientos  por saberlo

Soterramiento que gozo en silencio;
Siendo fácil preguntarle a su amiga
O,  simplemente, merodear cerca a ella
Y oír cómo la llaman a la distancia,

Me martirizo,  no lo quiero saber aun
Juego con mis sentimientos endebles
Doy pie al  basto de posibilidades

Se llamará María como la de Jorge Isaac?
Catalina, que desafío la ira del emperador?
Cecilia, la dulce cantora de la vieja Roma?
Ester, la bella reina de Persia? ¿O, tal vez,
Julieta, hija única de Capuleto? ¿O, quizá

Carlota, de las cuitas del joven  Werther?
O será su nombre fashion, extranjerizante:
Priscilia  Jennifer  Sheyla  Betsy  Alexia…
¿Cómo será su nombre?, me regodeo feliz:
¿Analí de Belén
Analí de Pascua
Analí de Carnaval?

Por ahí empieza a lastimar los recuerdos,
Amigo Cheto, yo también  te quiero revelar
Un secreto guardado un millón de años
En este viaje  quería encontrarla en la fiesta

Llevarla al río para oír más cerca el rumor
comparar si su voz  era igual al salto del agua
o llevarla arriba, al mirador, y a golpe de vista
Observar el vuelo del halcón peregrino;

Andar  por el camino real a paso lento
Como quién arranca de  bordes pircados
Espigas de amor seco, chiplique, llucllos rojos
El zapatito (florecilla parecido a un zapato)

Arrancando de paso mutuos recuerdos
Sobre todo, esos, donde interactuamos
Aquella lejana juventud bliss de tórtolos
Do ella saliendo de este vergel de flores

La recibía en la urbe con el ato de mis brazos
ignorando  su terruño que repetidas veces
El fulgor de sus leyendas lugares canciones
El piar del zorzal, la copla de la chiquia
El canto de  azulinos y alegres chivillos
Pedía que me contara imaginando ver
el alto remueve de  vistosos papagayos
El triscar de las vacas en los pajonales…

Quería llevarla
Al estanque como lámina de feldespato
Asomar juntos y ver nuestros retratos
Cerciorar si en él, el color de sus ojos
asemejaba su iris al mineral de galena

Cotejar si aun perduraban los deletreos
Cuando a quisquilla  profería mi nombre
Oír lo que tanto, antes,  me gustaba

 ...

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