viernes, 28 de octubre de 2016

César Vallejo, profesor (Trujillo, 1917)



…No siempre le producía placer al poeta y profesor César Vallejo nuestros relatos. Un día llamó a un muchachito que era decididamente tardo. El pequeño, quizá más trabado por el mal talante que traía nuestro profesor, -tenia  Vallejo la boca y el entrecejo firmemente  fruncidos-, no pudo decir casi nada, repitió varias veces la misma frase y de repente se calló.
“Siéntese”, le ordenó con cierta despectiva rudeza. El chiquillo se fue a su banco y, cruzando  los brazos, metió entre ellos la cabeza y se puso a llorar ahogadamente. César Vallejo se incorporó estremecido y fue hasta el pequeño. Estrechándole las manos lo llevó hasta su mesa, donde le acarició la cabeza y las mejillas hasta calmarlo. Sacó un gran pañuelo para enjugar las lágrimas que brillaban aun sobre la carita trigueña y luego se quedó mirándolo largamente. Sin duda, en la desconsolada angustia del narrador frustrado, sintió esa que a él mismo solía oprimirlo muchas veces y ha aludido en sus versos. Cuando recuerdo aquella ocasión, me parece verlo arrodillado con la mirada, sufriendo por el niño y él y todos los hombres…


Ciro Alegría sobre César Vallejo/H13 Nº319



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