Al otro lado del salón
suena una campanilla. El juego del speed dating comienza. Hay 32 personas aquí,
16 mujeres, y 16 hombres –las chicas de 25 a 35 años y lo hombres entre los 30
y 40- Carmen Anaya, la anfitriona y organizadora de este negocio de minicitas
desde hace 3 años -90 soles invierte cada quién en este inusual velada de
sábado por la noche-
Carmen que conoció a
su esposo en un Speed dating hace ocho años en Inglaterra, da la indicación del
juego: las mujeres se quedan sentadas, los hombres van rotando de mesa en mesa cada
cinco minutos, la campanilla señala el cambio de pareja. Cada persona tiene un
número y una cartilla con los nombres de sus citas, si te gusta alguien marcas
Si, si es un completo desastre, marca
No. Si le marcas Si a alguien y el también a ti, es una feliz coincidencia. Carmen
te mandará un email con el celular y el correo del afortunado o potencial novio,
o hasta esposo.
La campanilla marca el
inicio de la noche. Los mozos llenan las copas de vino y el salón se llena de voces…
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