La Kundalini viene a ser –según se explica literalmente en el libro-
una energía invisible que suele ser representada por una serpiente, que duerme
enroscada en el Muladhara (el primero de los chakras, que está ubicado en la
zona del perineo, entre el ano y los genitales). La idea es qué, a través de
métodos tántricos o del yoga, la Kundalini sea despertada, desenroscada,
moverla del hueso sacro donde se encuentra, para luego dirigirla hasta el
Sahasrara (el chakra superior), subiendo previamente por la columna vertebral,
atravesando todos los chakras. O algo así. Con ello, el practicante podía obtener poderes sobrenaturales. Con la
alquimia, dice algunos escritos sobre el tema, la energía Kundalini puede
ascender verticalmente por la columna gracias al fluido espinal, antes de
llegar al corazón y por último al cerebro o al Nudo Shiva, que está en el
entrecejo.
Pero ello fue alterado ligeramente por Figari. Y cambio lo del fluido
espinal por otro, muy distinto.
-¿Cuál crees que es el líquido más fuerte para empujar la Kundalini?-le
preguntó Luis Fernando Figari.
Santiago apenas atinó a menear la cabeza.
-No sé, respondió.
-El esperma, dijo Figari. Lo que voy a hacer es depositar esperma en tu
zona sacra…, añadió y continuó con una larga explicación sobre la antigüedad
del rito en el que le iba a iniciar.
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