miércoles, 23 de diciembre de 2015

Robinson Crusoe


Robinson Crusoe fue publicado hace trescientos años por la editorial inglesa W. Taylor. La edición original contiene ilustraciones y en su titulo kilométrico ya se adelantaba parte del argumento (La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, quién vivió veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada en las costa de América, cerca de la desembocadura del gran Orinoco, habiendo sido arrastrado a la orilla tras un naufragio, en el cual todos los hombres murieron menos el, con una explicación de cómo al final fue insólitamente liberado por los piratas. Escrito por el mismo)
Se sabe que Defoe basó su narración en   naufragios reales. El del escoses Alexander Selkirk y el de español Pedro Serrano. Selkirk fue rescatado en 1709 por la expedición  del capitán Woodes Rogers, cuatro años después de quedar varado en una isla desierta que hoy lleva su nombre y que está ubicado en el archipiélago chileno Juan Fernández donde se encuentra también la isla Robinson Crusoe, bautizad así en homenaje al héroe literario. Dos siglos antes, en 1526, el capitán de María Pedro Serrano vio morir a la tripulación de su bergantín luego de que la nave atracara violentamente contra  un banco de arena en  el Caribe. Pasaron ocho años para que lo salvaran. El banco, por cierto, aun existe y se reconoce como banco Serrano, (actual  administrado por el gobierno de Colombia)

Defoe hizo de estos episodios históricos lo que hace un escritor: los deformó para inventarse un gentleman culto y despótico, y ubicarlo en un pedazo de tierra rodeado por el mar donde tuviera que arreglársela para no morir, haciendo todas la labores domésticas inimaginables, desde construir un casa hasta curtir la piel de las cabras.

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