martes, 14 de febrero de 2012

Hay personas sin que le solicitemos
nos proporcionan confidencias delicadas,
suyas, o de terceros
que conciernen solo al dueño de ellas
que me asquea oírlas.
Odio a este tipo de personas
y, a mi mismo,  no poner coto a ello.
Hacen un alto
mientras toman un vaso de cerveza
esperan que me lance
en ese despilfarro íntimo
pero callo o giro la conversa
a un tema general
Entonces, sus ojos se endurecen
y el clima es insoportable
No me queda mas que retirarme,
sabiamente, - o sino se creen ofendidos
cuando no comparto su postura-
Y estoy seguro, aquél, con otra yunta
seré yo su comidilla un rato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario