El 26 de mayo de 1828, se encontró a un adolescente deambulando por una plaza pública en Nüremberg, Alemania. Vestía ropas andrajosas y sostenía un sobre que contenía dos hojas. La primera estaba dirigida al capitán de un regimiento local de caballería y le pedía que tomara al joven muchacho a su cargo, escrita por una persona anónima y pobre que encontró y crió al niño abandonado, pero que ya no podía mantenerlo. Una segunda carta, fechada en 1812 y sin firmar pero aparentemente escrita por su madre, decía que el padre del niño ya no estaba vivo, que ella no podía cuidarlo, y que lo enviaban a unirse al ejército.
El chico, de unos 16 o 17 años, parecía confundido e incapaz de leer o escribir más que su nombre, “Kaspar Hauser”. Cuando se le preguntó acerca de su vida, al principio solo pudo decir que no sabía quién era (aparte de su nombre) ni de dónde venía. Hauser actuó de forma extraña, por ejemplo, prefiriendo el pan y el agua a las carnes y verduras, y sin tener modales civilizados. En pocas semanas, y para asombro de todos, aprendió a leer y escribir. Al año siguiente, aprovechando su fama, se publicó su autobiografía en la que afirmaba haber pasado toda su vida en una celda pequeña y oscura, durmiendo en el suelo.
Hauser se hizo famoso, con cientos de libros, artículos de revistas e incluso obras de teatro escritas sobre él. Como señaló un artículo publicado en la edición de noviembre de 1874 de “Overland Monthly and Out West Magazine”: “Una de las historias más extrañas de la centuria es la de Kaspar Hauser. Durante un cuarto de siglo (1828-1853) es dudoso que se haya discutido tanto sobre un individuo en toda Europa o haya despertado tanto interés y curiosidad. Los periódicos a ambos lados del océano se hacían eco de él, se imprimieron panfletos y libros para sustentar esta o aquella teoría de su nacimiento y origen”.
Para añadir más intriga y tragedia a un caso ya desconcertante, sufrió varios intentos de asesinato, el último de ellos cinco años después de su aparición, cuando fue apuñalado fatalmente en 1833.
Teorías sobre Kaspar Hauser
Entonces, ¿quién era este misterioso chico? Algunas personas creen que Hauser era un epiléptico no diagnosticado y que algunas de sus afirmaciones y visiones podrían ser de origen médico; otros creen que el pobre muchacho estaba enfermo mentalmente por el abandono y el abuso que sufrió durante gran parte de su vida (suponiendo, por supuesto, que su historia de abuso fuera cierta).
Una teoría conspirativa muy repetida sostiene que Hauser era realmente el legítimo heredero de un trono real, oculto por alguna extraña razón. Después de todo, muchos decían, ¿por qué habría sido tan maltratado, y por qué varias personas intentarían matar a un adolescente, si su existencia no era una amenaza para alguien poderoso?. Aunque popular, esta idea ha sido desacreditada por los estudiosos como poco probable. La idea de que una persona misteriosa de origen desconocido puede ser el legítimo heredero de la realeza, ciertamente no fue exclusiva de Hauser. De hecho, muchas de esas historias y rumores fueron populares en la primera mitad del siglo XIX; Alejandro Dumas utilizó esa trama en su libro “El hombre de la máscara de hierro”.
El verdadero Kaspar Hauser
Las teorías sobre la verdadera identidad de Kaspar Hauser son como teorías sobre la verdadera identidad de Jack el Destripador. Con tan poca información verificable y tantos rumores afirmados como hechos probados, es probable que la verdad nunca se sepa.
Hay un hecho bastante bien establecido sobre Kaspar Hauser: que era un mentiroso. Una y otra vez, diversas fuentes coinciden en que Hauser era propenso a exagerar y contar historias extravagantes. Está claro que Hauser mintió sobre su educación cuando afirmó que había pasado toda su vida solo como prisionero en una habitación pequeña sin luz. Si esto fuera cierto, habría estado mucho más debilitado, tanto mental como físicamente, que cuando fue encontrado. Es casi seguro que hubiera sufrido de raquitismo, una enfermedad que debilita los huesos ante la carencia de vitamina D, que el cuerpo produce naturalmente a través de la exposición a la luz solar.
En ese época, muchos sospecharon que Hauser fingió los intentos de asesinato hacia él. Esto no es cosa del pasado; incluso hoy en día la gente a veces simula asaltos, secuestros e incluso sus propias muertes. Algunas personas que tienen una enfermedad llamada Síndrome de Munchausen se lesionan intencionalmente por simpatía y atención. Tampoco es extraño que alguien a veces cuente haber crecido abandonado o incluso criado por animales; en 2011, un misterioso adolescente que se hacía llamar Ray se presentó en una estación de policía en Alemania, alegando haber vivido solo en un bosque durante al menos cinco años. El niño, que gozaba de buena salud y hablaba inglés y alemán, afirmó no saber su identidad o de dónde venía. Después de casi un año de investigación, la policía descubrió que “Ray” era una farsa.
Kaspar Hauser afirmó que fue atacado en tres ocasiones diferentes; una vez, en octubre de 1829, mientras estaba solo en un sótano cuando un atacante que nadie más vio y que no pudo describir le infligió un corte superficial en la frente; una vez, mientras estaba solo en una habitación, un asaltante invisible que nadie más vio y que no pudo describir le disparó (aunque más tarde admitió que se pegó un tiro); y finalmente, en diciembre de 1833, mientras estaba solo en los jardines públicos cuando un atacante que nadie más vio y que no pudo describir lo apuñaló en el estómago.
La muerte de Hauser es muy sospechosa. Se cree que Hauser se apuñaló a sí mismo (probablemente para llamar la atención) y que simplemente se había lastimado más gravemente de lo que había pretendido, se le fue de las manos.
Como está claro que Hauser mintió sobre el comienzo y el final de su vida, parece que hay pocas razones para atribuir todo lo que dijo sobre su vida como verdad. Lo más lógico es que gran parte del misterio sobre Kaspar Hauser fue fabricado por el mismo, ya sea como un engaño o porque padecía una enfermedad mental. Puede que nunca sepamos sus motivos, pero sí sabemos que ser famoso fue muy importante para él, ya que fomentó, buscó y disfrutó su notoriedad internacional. Su verdadera naturaleza e identidad aún se debate hoy, dos siglos después de su nacimiento.
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