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A la
gruta de arcilla recaló
De allí
otro carro debía tomar
a la
guardianía de Telmo llegar
en
veinte minutos, no más
Faz a felicidad que mostrará
Este es el hijo que pergeñaba
Cuando su casa me enseñaba
Mi pequeño tesoro le avivará
Tel
trabajaba cerca a la gruta
Sería un gran favor se toparan
Daba
vueltas alrededor la vista
Cuando
sus ojos aterrados vieron
Por la
ventana de saliente baranda
De
un restorán le vio con una fémina
Compartiendo
una mesa cálida
Bajo
la luz de lámpara suspendida
Sí,
conversaban calurosamente
Observó
que se tomaban la mano;
Se
agazapó entre el vario gentío
Y las
piernas no le daban aguante
A
espacio de un suspiro cambiaba
-la providencia-
diametralmente
Creía
en la tumba tener un pie
Y venirle
poco a poco la agonía
Su destino
a pie de una hondonada
Sepultado
por una avalancha;
Orillando
a pulsación tanática
a
que salieran, juntos, esperaba
Sus ojos,
esperaba, haber visto mal
y
tal vez no era lo que pensaba
Pero ¿tomados de la mano?¡que va!
Pero podía ser otra hermana carnal
Mery,
la que
Solía
usar botas altas de cuero
bajo
torneado muslo blanco
Tenía
cuerpecillo de geisha
mostrado
a satén trasparente
Dos
ovales pares de ojos grandes
Rostrillo
de porcelana
Cabello
negro a media melena
con
sus párpados pintados
a
gaitero oceánico
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Autor jrosual / julio2017
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