sábado, 31 de diciembre de 2016

Discurso

DISCURSO 

Buenas noches don Nicanor

Se que  estás presente tal vez a través del señor de Cachuy a quién  tanto  le rendías pleitesía. A través de sus ojos  tal vez nos estás mirando [tenemos un replica en un urna en el patio tras una mampara que da al comedor]
Debes estar contento que estén aquí [señalo invitados y de paso darle las gracias por su asistencia]

Desde que te fuiste nada ha sido fácil. Has dejado un vacío imposible de llenar, particularmente me doy cuenta cuánta falta haces para serenar las aguas, para amansar las miradas que no hablan pero  dicen montañas de disgustos. La silla que era tuya y yo ocupo cuánta destreza me falta para armonizar el temporal, reconozco.

Fuiste en vida una voz que me guiaba, que me hacía andar por el camino correcto. Ahora me quedan tus recuerdos, tus palabras de aliento retumbando en mi cabeza.

Aun cuando tu muerte te haya arrebatado de este mundo y de nuestro lado, puedo sentir que sigues cuidando de nosotros  desde el cielo porque tu amor de Padre es tan grande que ha podido superar las  barreras de la estratosfera y el espectro del arco iris.
                                                                   
Aunque la muerte forma parte de la vida y es un proceso completamente normal, muy pocas veces pensamos en ella y es solamente cuando uno de nuestros seres queridos fallece que empezamos a reflexionar. Perder a uno de nuestros Padres –por ejemplo- es una de las experiencias más dolorosas
Que nos toca afrontar. Qué es la muerte, qué hay más allá, por qué tanto encono en vida, por qué tanto atesoro,  por qué tanta alevosía,  si el camino remata en lo mismo y al cabo de un tiempo muchas veces  ni de ti ni de mi se recuerdan.

Hoy, a cinco años de su partida,  tengo que recordarlo con alegría, la tristeza ya pasó,  recordar sus palabras ocurrentes, su alegría imprevista, sus cuentos…si bien es cierto mi padre no era literato ni mucho menos, si bien es cierto no escribía  ni leía libros de novelas y poesía enrevesadas –aparte de sí, su infaltable periódico-  hablaba bastante, mucho, era un parlanchín en la mesa dominguera y gesticulaba para afianzar sus ideas que muchas veces teníamos que rogarle bajara los brazos para que agarrara la cuchara porque la sopa se estaba enfriando.
Y esto era de familia porque su padre también era igual. Recuerdo una queja de cuando él era un mozo en su pueblo:

¡Hijo ¿estás despierto?! Mi padre me preguntaba, él echado sobre la única tarima de la casa y yo debajo de él sobre  un pellejo de borrega muriéndome de sueño ¡Hijo ¿estás despierto?! No me estarás haciendo contar por gusto  porque te voy a preguntar, ah  -y yo con la modorra tenía que escucharlo.

Momento feliz que se mostraba en esta misma mesa departiendo con sus hijos y con la persona que más amaba, su esposa, mi madre que hoy –y desde que murió- no deja de pensar en él y que ha mandado hacer un misa, ha invitado algunos parientes cercanos, y me ha ordenado  comprar carne de res pejerrey para hacer un asado sabroso como le gustaba a papá.
Quiere que esta fecha 31 de diciembre sea siempre preservada como día de la fraternidad entre  hermanos primos tíos  y pariente políticos.

-Madre, pero ese día es difícil que vengan porque es víspera de año nuevo…
-Bueno, si quieren que vengan si no la comida quedará para los días siguientes

Tanto insistir hemos adelantado un día antes para no interferir.

Convencido que está en una mejor vida,  en el cielo donde no existe  dolor, no hay temblor ni entran
ladrones en la propiedad porque ahí no hay propiedad;  y esa vida mejor en el prado verde regando las flores para que más tarde ponerlo al pie del Señor en jarrones dorados – en el cielo también celebran el año nuevo en vez de pirotécnicos  fulguran las estrellas-,  esa vida mejor, repito, se la merece porque ha sido un hombre cristiano.

Consiente que esta separación es momentánea  y aunque no nos demos cuenta nos estamos acercando a estar con él  porque también estamos envejeciendo me he preguntado por qué eligió morir un 31 de diciembre y pienso porque él era un hombre muy reservado, de bajo perfil, no le gustaba la ostentación,  él eligió un último día del año porque supongo mientras todas las familias brindaban con champan, reventaban cohete o bailaban en  fiestas escogidas él pasaría desapercibido sin molestar a sus paisanos y parientes que tenían sobrados motivos para no venir a su velorio.

O también para darnos un subliminal mensaje a nosotros sus hijos  porque el fin de año supone el termino de un ciclo del movimiento de la tierra y el inicio de otro, quebrante donde uno crea nuevos objetivos, nuevas metas, que lo viejo ya fue y se debe dar impulso a un nuevo afán… 
  
Pero Papá tu memoria no caerá en el olvido.

Tus nietos que llevan tu apellido en esos momentos  están labrando  un mejor futuro para la familia.

Que Dios te guarde allá en su reino, papá.







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