jueves, 22 de diciembre de 2016

La vendedora de móviles

Esta vez estamos en una tienda por departamentos
Ella en un módulo de ventas de  celulares
Yo en otro –frente a ella- en un stand de colchones

Entonces se allega
Mi mira como si el colchón le transportara
A esa faena de prendas caídas
Y prendados alzados

Mi amor mi cielo mi tesoro, me dice
Y sus labios rojos se inflaman

Como en el outlet lo que sobra son colchones
Estando sentados en uno
Ella se cuelga a mi cuello
Y  me inclina en el jergón
Y me devora a besos

Que mer, que nos expulsen, dice
Que mer, repito, para lo que pagan

Me dejo estar, me besa como ella quiere
Me engulle me muerde me come
Sin duda que no la conozco aun
Es una muñeca rusa -una matrioska-
que dentro  esconde otra y otra

Pienso: mujer que no es brava en el amor no es mujer
Eso me pasa por buscar una con un lunar cerca a la boca
Si la llevo a casa, seguro, todos los cuartos lo prostituye
Ahora empieza por el lugar de trabajo

Que mer, que nos expulsen, dice
Que mer, repito, para lo que pagan

Y eso, que cuando la conocí me dijo:
Yo no tengo tiempo para besar a sapos

Siento que su cáliz espurrea un colágeno vespertino
Pero lo extraño de todo esto es que
la gente que sale de la vermú del cine por la escalera eléctrica
no le importa lo que hacemos, nada dice
lo que me hace inferir que debe ser un sueño
Me pellico y efectivamente me despierto.



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