Guayaquil
– corona virus
COVID-19:
Lo que está pasando en Guayaquil no es un comportamiento “anormal” del virus
2
Abril, 2020, 4:20 pm
Por: AP
En
una humilde barriada de Guayaquil, Karina Cruz padece un drama adicional a la
muerte de su esposo. En medio de la saturación de servicios por la emergencia
del nuevo coronavirus, nadie puede recoger el cuerpo de Daniel Larrea que
permanece inerte en la sala de su casa desde el lunes.
Daniel
era un conductor de Uber, tenía 42 años y pasó siete días con fiebre alta, pero
los doctores le dijeron a Karina que no lo llevara al hospital, “porque
todo estaba colapsado”. Empeoró y falleció, y aunque la familia cree que fue
por COVID-19 nunca se le hizo una prueba.
Su
cuerpo yace cubierto con un plástico negro compartiendo espacio con ocho
personas que viven ahí.
En
Guayaquil, una ciudad de 2,6 millones de habitantes, los hospitales rechazan a
los pacientes y los cuerpos se quedan por días en las casas en medio de una
crisis completa de su sistema de salud por la pandemia del coronavirus, dice la
agencia AP en su plataforma digital.
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El
gobierno ha informado de más de 3.163 contagios hasta el jueves en todo el
país. Oficialmente hay 120 muertes, pero muchas personas más han muerto sin que
se les hubiera hecho la prueba, como a Daniel, padre de cuatro hijos de 20, 16,
13 y 11 años.
La
provincia de Guayas, cuya capital es Guayaquil, tiene 2.243 contagiados y es
considerado el epicentro de los contagios en Ecuador.
Guayaquil “está
experimentando lo que esperamos ver en todos los países, una curva ascendente
de los casos acompañado de la mortalidad asociado a él, en este caso los grupos
más vulnerables”, dijo a The Associated Press Gina Watson, representante de la
Organización Panamericana de la Salud en Ecuador, aunque aseguró que no es un
comportamiento “anormal” del virus.
“La
humanidad ha aprendido a vivir con las diferentes pandemias que han existido”,
dijo. “Se aprendió a vivir con viruela y la viruela se erradicó, se aprendió a
vivir con polio y en el caso de las Américas se eliminó ... también
aprenderemos a vivir con el COVID”.
Medios
ecuatorianos han mostrado esta semana escenas del drama en Guayaquil: cadáveres
abandonados en las calles apenas cubiertos con plásticos o sábanas y largas
filas de personas frente a hospitales y cementerios a la espera de saber el
destino final de sus muertos.
Y
la mayoría de las funerarias, que además de retirar cadáveres de casas y hospitales
se encargan de los trámites legales y el entierro o cremación, han suspendido
actividades ante el temor de que sus empleados se contagien del coronavirus.
La
Funeraria Terán es una de las pocas que siguen operando. Merwin Terán, que
trabaja ahí, contó que estuvo en un cementerio donde le dijeron que en un día
normal recibían unos 30 muertos, pero sólo el lunes llegaron 149 y que en la
morgue de un hospital vio 50 fallecidos. “Es un olor desesperante”, dijo.
Pese
a que cientos de miles se han contagiado en el mundo con el nuevo coronavirus,
la mayoría sólo tiene síntomas moderados, como fiebre y tos, aunque otros,
sobre todo las personas mayores o con enfermedades previas, pueden desarrollar
neumonía y morir.
Para
doctores y expertos la limitada disponibilidad de las pruebas para el COVID-19
en Ecuador hace más complicado identificar y asilar a los enfermos y detener la
cadena de transmisión, además de que hay pocas camas de hospital y
ventiladores.
“Estamos
viendo una situación bastante parecida a lo que sucede en Italia”, dijo la
doctora Mireya Rodas, una neumóloga en un hospital de Guayaquil que ella misma
dio positivo al nuevo virus.
Para
Enrique Acosta, investigador del Max Planck Institute for Demographic Research
de Alemania, señaló que Ecuador tiene una tasa baja de crecimiento de casos en
la última semana, de un 8%, lo cual podría “estar relacionada con la falta
de pruebas”.
La
situación ha llevado los habitantes de Guayaquil a protestar y reclamar ayuda.
Y
en un intento de enfrentar la situación en Guayaquil, el gobierno busca tanto
simplificar los trámites médicos y legales como que la policía, bomberos y
fuerzas armadas ayuden a recoger los cuerpos de los fallecidos.
El
delegado presidencial para atender la situación, Jorge Wated, dijo que una
fuerza de tarea de militares, policías y bomberos en los últimos días ha
recogido 150 cuerpos, aunque no precisó la cantidad de cuerpos que quedan
pendientes por retirar, no todos por COVID-19, tanto en casas como en
hospitales.
La
alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, anunció en Twitter el martes que
entregó uno de tres contenedores requeridos “para refrigerar temporalmente
los cuerpos de los fallecidos”, mientras que Wated dijo que están disponibles
2.000 espacios en un cementerio público local para afrontar la situación.
Entre
lágrimas, Verónica Bone relató el martes a la AP lo que estaba viviendo en su
domicilio en una barriada pobre del suroeste de Guayaquil: “mi papá se murió
hace cuatro días, está hinchado, está apestando, no se aguanta a mi papá aquí,
aquí hay otras cuatro personas que quedamos vivas”.
José
Bone, el padre de Verónica, era un taxista de 57 años que murió de un paro
cardíaco. Su hija dijo que ha llamado a diario varias veces para pedir que se
lleven el cuerpo. “No nos hacen caso, no nos dan atención, solo queremos ayuda
para que se lleven a mi papá”.
Ecuador
identificó su primer caso de COVID-19 el 29 de febrero, una mujer de 71 que
había viajado a España. La nación sudamericana fue una de las primeras en
Latinoamérica que confirmó la llegada del nuevo coronavirus.
Y
cuando se trata de combatir el virus, América Latina está en desventaja frente
a países desarrollados, debido a que depende de la importación de pruebas para
el coronavirus y es hogar de millones de pobres que viven hacinados y que no
pueden darse el lujo de quedarse en cuarentena, además de que no hay
suficientes camas en hospitales ni doctores.
Para
Jaime Breilh, investigador de la Universidad Andina Simón Bolívar, Guayaquil es
también vulnerable por el alto número de migrantes ecuatorianos que llegan de
Europa en esta época.
Además,
dijo a la AP, “allí están las favelas más grandes del país … donde es difícil
mantenerse en cuarentena, por necesidades económicas de trabajar y ganar plata
para comer”. Las autoridades estiman que unas 200.000 personas viven del
comercio callejero.
El
médico de la Universidad de las Américas, Esteban Ortiz, comentó a la AP que
para 2017 había unos 692 respiradores en Guayas, aunque estima que sólo un 25%
de ellos habría estado disponible para atender a los enfermos en la provincia
de Guayas al inicio de la crisis.
Añadió
que cuando se multiplicaron los contagiados, “se produjo una
sobresaturación del sistema de salud, lo reventó, y puso muchísima presión
sobre el debilitado sistema público de vigilancia epidemiológica y sobre la
atención hospitalaria”.
La
familia de Daniel Larrea, el conductor de Uber, no sabía que tuviera ningún
problema de salud previo.
Karina,
su esposa, contó que horas antes de morir Daniel se puso azul, le faltaba la
respiración. Y apenas falleció, llamaron a la policía, los bomberos y el 911,
pero no obtuvieron ninguna respuesta, mientras el dolor y drama familiar
incrementaba con el paso de las horas y el cuerpo en descomposición.
“Tenemos
miedo que ya todos estén contagiados”, dijo Karina.
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