Repintando el cuarto de papá a pesar que él ya no lo necesita,
(solo colocamos cada domingo flores y vertemos harta agua hasta que dé con él)
Encontré un jaboncillo suyo a medio terminar,
sus gilletes de afeitar, a medio usar, bajo el mueble del televisor,
su caligrafía escrito en el reverso de los cuadros.
Sus contratos de albañilería con su puño y letra...
¿Qué hacer con tanta historia viva y anodina de mi padre?
Solo me queda apiolar algo de ellos y guardar en el archivo de mi corazón .
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