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Levitaba
sobre los médicos
A
pesar declarado muerto
Le
tapaban con la sábana
Y
el galeno la hora miraba
Y
en la historia apuntaba
No
teniendo otra cosa que hacer
En
esas Buenas noches eterna
Su
segunda casa (1) recordaba
Subiendo
la azotea al caer la tarde
En
banco de madera se sentaba
Al
vértice parapeto se apoyaba
-muro
de ladrillo, metro y diez-
Cuando
nadie había en casa
Observaba
contorno inmenso,
Inconmensurable
cielo verano
Sinfonía
en color, diadema fulgor
La
fogata naciendo, fungiendo a:
Niña
vestida crepé rojo amarillo
Entre
nube nacarada danzar veía
Pronto
daba paso -crestas en fila
En un
fondo de ceniciento cielo:-
Silueta
de cerros –gris- sin matiz
Las
tres cuartas partes,
la
noche ganando iba
-Viento
ligero a infante caricia
Cono
norte Lima, Las gardenias-
Y por
el oeste, cercando el piélago:
Cerro
Oquendo, Las Animas, cerró Paraíso
-Sino
no habría éstos se miraría
el
mar tragándose el sol que caía-
A
lontananza, motas amarillo grana
Jirones
rojo oscuro menguando
Desperdigadas
por todo el cuenco
-Pareidolia (2):- en el claro rosa de
cielo
Ya no
estaba la niña, ora fantasmagoría
Un pulpo
violeta sus brazos distendía
Aplastado
por sandalia de un gladiador;
Finalmente:
El
cielo se volvía oscuro y la noche ganaba.
_
(1)la primera, cerro El Agustino, la segunda, cono
norte de Lima
(2)Pareidolia, visión de animales o rostros en la forma de las nubes.
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