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Algo malo su abdomen tenía
Demasiado hinchado
A pesar que solo hacía dos comidas
No se drogaba no libaba licor
Pediría –dijo- una endoscopia
Pero para qué –cuestionaba-
¿No era mejor abreviar el tiempo?
Ora que ha cenado solamente
Un café y un pan con camote
Y tiene calor en el estómago
Como si emergiera un volcán
El pez que por la boca vive
-el refrán- Por la boca muere
Se hinchaba como un bombo
Sus órganos como un quilombo
Caminaba por las calles tristes
Callao Torrico Lampa Azángaro
Do cerca de la santa basílica
-Cuenta don Ricardo Palma-
Un fraile sin cabeza solía
caminar a media noche
buscando su mocha
y reclamando justicia por su muerte
-había sido decapitado por sus enemigos-
¡Bah! con esas leyendas coloniales, ruge,
Quisiera encontrarme con ese fraile
¿Decapitado la cabeza?, yo el alma
El pide justicia, yo no pido nada
Por lo menos, estos hechos recuerda
A cosa lejana oída leída o vivida
pero las cercanas huyen fácilmente
Le sería más doloroso perder la memoria
Que los aguijones que da el pensamiento
Al menos, al otro lado, tenía
amigas
Con quienes tendría que saldar cuentas
En cambio aquí, de mujer, carecía
Solo una pareja LAT(1) que ni para el amor servía
Igual con los amigos, tenía algunos
Ora en su difícil momento, nada de ellos sabía
¡Qué puedo hacer, dios! –reclamaba-
Toda la vida renegué de ti
Si éste es tu castigo, caballero
nomas
Sobre su rectangular sepultura
Dudaba si crecería verde el césped?
No ha chocado de frente con La vida
Ésta, le ha trompeado de costado
produciéndole honda fisura
por donde exhala un olor fuerte
igual a incienso de muerte
Desilusionado de mujer e hijos
Todos se pusieron de acuerdo expulsarle
Y no una vez porque se opuso tercamente
Fue al tercer intento de carocharse no salir
Tenía fuerzas para defenderse
Pero ver a dos de sus hijos –todos mayores de edad-
Llorando, rogándole se fuera
Por la tranquilidad de la casa
(Intentara corto tiempo la separación
De repente las cosas cambiaban –prometían-)
Entonces se dio la media vuelta
Y se fue con el sol cuando caía en la puerta
A lo hecho pecho –dijo-
Sin duda buscó a Desalma de pareja
Sin saber tenía ausente el corazón
O si lo tiene en cualquier parte lo deja,
y un día olvidará que lo dejó sobre la tabla de picar
Y ¡zuas!, ella misma se lo va pinchar
¿Qué podía hacer,
A quién podía reclamar
Si él mismo la buscó?
Los gritos no educan
solo estropean la paz
¿Qué le espera en el futuro? –preguntó-
Nada loable Nada bueno, respondió,
No tenía fuerza para buscar trabajo
No se la darían tampoco por la edad
Pero podía trabajar independiente, pero pensó:
Eso es lo que hizo en treinta años
Podía volver pero sabía un negocio florecía
Cuando no se ausentaba y era perseverante
Tenía que ser esclavo del emprendimiento
Estar pendiente…
Pero para qué - cuestionó-
¿Para terminar de qué?
¿El mejor alfajorero? ¿El mejor sanguchero?
¿El señor de las sandías? No, no volvería;
Prefiere comer libros y vomitar palabras
Que ser esclavo de lo mediocre
Pero ahora ni las palabras le ayudaban
Ni la tinta roja de sus arterias
Ni las páginas leídas de sus autores
-A quienes llamó amigos- le auxiliaban
Solo el picapedrero de su pensamiento
le repetía ¡decídete ya!
Esos hijos Esa mujer
A pesar de la afrenta
le piden dinero indemnizable
Qué se va hacer –dice-
Y les prodiga recurrente
A pesar que no tiene para las mudas
Solo la melancolía de los abatidos
Su otra hija va trastornada
Le pega en la calle
Porque cree ser el causante
De la discordia en casa
Y qué, en las visitas que él hace
Le inventa infundios
A veces, y otras
Con la sonrisa estereotipada le pide
Por ejemplo:
-Papá, celébrame mis quince años
A pesar que ella tiene más de treinta
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autor Jrosual
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