Se viene la navidad, bullicio en las calles...
Algazara para el alma
Carnaval para la esperanza
Ambulantes por las calles
tantos como clientes
Todos quieren vender algo
Quieren llevar un poco
de belén a su casa
Una estrella que penetre el hueco de su ventana
Mes que se inaugura muchos negocios
Rogando por ser mes del niño dios
Les vaya bien por dios
Todos quieren vender algo
Hasta se abalean a la
calle
El que nunca ha sido ambulante
El que trabajó todo el año
de mecánico pintor o profesor
Pero estos días previos
Quieren tener una buena cena
Quieren nadie se quede sin regalo
Y pierden el miedo ofrecer al transeúnte
Y se avientan a la calle sin paracaídas
Y venden panetones de frutas confitadas
Juguetes para los críos
Ropita para los niños y niñas
¡A vender cualquier cosa pero que se venda!
Lo que su capital permita
Ofrecer vender ofrecer comprar vender
Y las calles y veredas de Lima
inacabable nudo a variopinto color
Incluso los ofertantes más precarios
ofrecen los padres en esquinas contiguas
y los hijos por las cercanas plazuelas
Y los extranjeros también venden
de aquellos países en crisis
que han venido a este país de heraldo
y en una fecha como hoy extrañan
y lloran por los suyos
y nadie se da cuenta
Pero también hay los que no venden
porque no les gusta
o no tienen capital
o porque tienen temor no vender
o porque piensan no están hecho para ello
O ya hicieron la compra y les queda días para ver
o los que son transeúntes
o los que son ateos pero sus pies exigen andar
o los que no reciben regalo alguno
y esta fiesta se auto propinan
solo con pasear sus
calle bullentes
y se sientan en un boulevard
viendo el movimiento de la marea fluir
y tiempos anteriores le hace recordar
Aquella vez, por ejemplo, el que escribe,
con su recordad Zeli
salían a comprar juguetes por mayor
-juguetes de lo más sencillos-
y se los comisionaba
para que ella los regalara
en las pampas más pobres de los conos
O, igual, con la maestra Karelia
otra amiga
Esta vez ya no compraba afuera
sino donaba de su almacén
-por ese tiempo tenía una tienda-
para que regalara a sus alumnos
Y gozaba cuando, después de fiesta,
le brillaban los ojos al contarle
el desespero de lo niños por un juguete
era la mejor melodía con la que le podían pagar
Y lamentaba no haber ido personalmente a dar
a pesar de la súplica de cada una de ellas
Y una lágrima perezosa buscaba su camino
entonces, disimulaba
la liquida sal
al ajustar su lente la rozaba y la secaba
Y se distraía , luego,
mirando los vitrinas
los adornos de luces
la alegría de la familia joven
el ajetreo por alcanzar un taxi
los restaurantes llenos de comensales
como cálida batahola que le dice ¡hola!
También la navidad es para los bomberos
a la expectativa de un incendio
- como hoy hubo pasado otros diciembres-
Vigilante, delante de sus motobombas
También para el
hombre de éxito
Se le conoce porque emana sello personal
por la forma elegante que
viste
por la camioneta estrella que tiene
porque pone confianza cuando habla
emana oro de sus palabras
una chispa interna le nace
sabe, ha triunfado en la vida
conoce muchos países
hace negocio con ellos
y no necesita alzar la voz para dar un consejo
Sabe, su país (es lo único que le apena)
teniendo mucho recursos naturales
hay algo por el que no
progresa
Pero, por esta fecha se anima volver a su país,
Itinerario en avión de veinte horas
a su ciudad, a su barrio
a sus amigos de antes
que por enésima vez quiere llevárselos
pero si no quieren, está bien, pone la caja
y se ponen a recordar los viejos tiempos
Pero yo tengo una soberbia prendida
que no me gusta escuchar al ganador
sobre todo si lo conocí de antes
No quiero regalos para esta fecha
Solo que niño dios este duelo me cambie
También la navidad es para los ladrones astutos
que emplean nuevas técnicas para robar,
No les conviene arrebatar a las malas,
no podrían correr por el gentío,
más bien, aprovechan el descuido de uno
-si aún no compra- el bollo de la cartera
y si ya compró los regalos
mientras descansa el que aballa y regalo,
éste por arte de magia camina solo
La hora nona
y las prostitutas no deberían trabajar hoy
pero ¿acaso no tiene hijos?
¿Acaso, no es más cierto, no tienen marido,
y tienen que ser padre y madre a la vez?
¿Acaso no le esperan sus hijos en el arenal?
Pero lo cierto, los lupanares ralea
Escasa afluencia estos días
entonces salen a la vía veneto
se confunde entre el gentío
se deja seducir por el cándido joven
y ante la lerda timidez del punto
se apecha y le pide:
¿No me invita una gaseosa?
y, luego, en el snack food sin más preámbulo, pacta
Está oscureciendo
Da cuenta los cerros circundantes
San Cristóbal, El Agustino
éste donde tenía su casa vieja
Encienden los faroles eléctricos en los cerros
Parecen pesebre de navidad mayúsculo
Antes, mucho antes, cuando no había suministro
en un fecha como hoy
hacía mecheros con latitas de kerosene
apuntalándose en una saliente
de la casa
y esa angostura que eran los caminos
por esos días estaban iluminados
Y para nos, lo niños, era una fiesta
porque esas callecitas
usualmente oscuras todo el año
al estar alumbradas
solíamos correr de un lado a otro
teniendo las puertas vecinas abiertas
y una rebanada de pan dulce
un jarro de chocolate no faltaba
porque la navidad era
de los niños
y nos consentían todo
como jugar la noche entera
hasta que amaneciera
Allí, en los cerros pobres, un niño espera un juguete,
un polo nuevo, un pan dulce grande, no necesario en caja ,
no importa en papel celofán, un tarro de leche, una barra de chocolate
Y al ladrón, la puta,
el jornalero, al más pobre hombre se le iluminara la faz
Cuando al ingresar a su casa sus hijos, su gente le dice ¡Feliz
Navidad!
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