Por José Pizarro
Muy buenas noches a todos los presentes, el motivo de estas
palabras que pasadas las doce y con ayuda del alcohol serán sólo un recuerdo.
Sacar para olvidar, decir para borrar o simplemente
aburrirlos con un poco de literatura sin otro sentido más que hablar.
Como ya la mayoría debe estar enterado nuestra patria
malquerida (Chile), maldecida por muchos partiendo por mí, cumple doscientos
años, doscientos años de colonización, abusos, guerras, hambre, tierra en donde
hombres y mujeres, mujeres y hombres trabajan día a día para comprarse un
plasma, pagarle a la nana, arrancar sea como sea de la miseria que sale en la
tele, para ponerle con el permiso de mi cuñado, portones más poderosos para que
ningún miserable antisocial traspase la propiedad privada y robe cualquiera de
vuestras pertenecías…
La verdad no sé quién es más imbécil, el que aporta al
pánico colectivo impartido por el gobierno de turno o el antisocial que se mete
a robar y mata, ultraja y destruye todo lo que se pone frente a él. Tengo
rabia, tengo mucha rabia de vivir en un mundo así, lleno de fascistas que
pretenden esclavizarnos. Dinero, poder, más dinero, casas más grandes,
fortificaciones que representan nuestros sueños, para refregarle al vecino que
no somos cualquiera, que somos alguien. Exigimos respeto, protestamos por
nuestros derechos de consumidores, pagamos por educación, sabiendo que pagamos
por poder, conocimiento y poder.
¡Bastardos del sistema imperante¡ odio la navidad, odio todo
lo que provenga de la religión que anula y desarma al sujeto, ¿Quién es
dios?¿dónde está que permitió que el egoísmo y la banalidad se apoderara de
nosotros?, simples mortales que olvidamos de donde provenimos. Me rebelo contra
dios, contra todo aquel que quiera sumirme en la ilusión, contra el asesino,
contra la víctima, contra todos, pero por sobre todo contra la estupidez
humana.
Feliz año nuevo queridos contertulios, felices fiestas que
nos reúnen haciéndonos creer que tenemos una familia, que pertenecemos a algo.
Amo a mi madre, a mi padre, a mis hermanos, los amo a todos y cada uno de ustedes,
pero somos mentirosos, cínicos todos, hipócritas sonrientes reunidos al calor
de una mesa en donde nos sentimos queridos, seguros, felices. Brindo por el
contrario, por la verdad, por el amor, por el trabajo, por el esfuerzo de
escuchar estas palabras, por los amigos y personas que día a día están a
nuestro lado, por la muerte y nuestros fantasmas, por nuestros miedos y dolores
que nos hacen sentir que estamos vivos, que habitamos este espacio tiempo
llamado Chile. Sólo me resta agradecerles e invitarlos a disfrutar a vivir el
presente como un regalo, a ser menos crueles y más solidarios, a amar
desatadamente y pelear por lo que nos parezca injusto, a no callar… simplemente
a ser más humanos.
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