viernes, 22 de abril de 2016

Ernesto Sabato III



¡Qué decir de lo que fueron alguna vez los sindicatos! Casi con candor recuerdo la anécdota de aquel hombre que se desvaneció en la calle y, cuando fue reanimado, quienes lo socorrieron le preguntaron, cómo no se había comprado algo de comer con el dinero que llevaba en su bolsillo, a lo que aquél ser humano maravilloso respondió que ese dinero era del sindicato.
No es que en ese entonces no hubiera corrupción, pero existía un sentido de honor que la gente era capaz de defender con su propia conducta…

Quienes se quedan con los sueldos de los maestros, quienes roban a las mutuales …No debemos ser asesores de la corrupción. No se puede llevar a la televisión a sujetos que han contribuido a la miseria de sus semejantes y tratarlos como señores delante de los niños ¡Esta es la gran obscenidad!¡Cómo vamos a poder educar si en esta confusión ya no se sabe si la gente es conocida por Héroe o por criminal?
¿Cuánto escándalo hemos presenciado, y todo sigue igual, y nadie –con dinero- va preso? La gente sabe que se miente pero parece una ola de tal magnitud que no se le puede impedir. Esto hace sentir impotencia a la gente y finalmente produce la violencia ¿Hasta donde vamos a llegar?

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libro La Resistencia.

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