La casa vieja
Mi perro Coki
¡Qué miércoles será lo que tengo, carajo!
Creo que voy a morir antes que mi padre (1)
Al rebujo de mi niñez mucho rebusco
Hoy le tocó el turno a mi perro Coki
De los tantos perros que he tenido
mi recuerdo está en uno sólo, Coki:
Chusco, parecido a un fox terrier:
orejas negras, hocico blanco, albinegro,
ni grande ni pequeño, pelo corto y blando
Vivíamos en la ladera del cerro, a saber:
la fachada, un murete , de balcón fungía
metro y medio sobre el nivel de la calle
De ese muro Coki avistaba La pampa
que yo cruzaba antes de ascender
escalera torcida de piedras disparejas
-luego de salir de la escuela amarilla (2)-
Coki, al verme agitaba su cola y saltaba
zizagueando camino abajo a dar alcance
armaba tal alboroto revoloteando alrededor
Después de la algarada subíamos, él, pedante
más altanero de todos los perrunos se creía
los otros le conocían, le ladraban de lejos
Por esos años, urbanizaron San Cayetano
más allá de la pampa, más allá del colegio,
cruzando la primeras calles de Riva Agüero
Habilitado tenía veredas y calles de cemento
postes de luz que reverberaban hasta el cerro
La venta de sus lotes demoró buen tiempo
los vecinos no tenían mucho dinero,
o preferían, como nos, seguir en el cerro
Nico, Gallinazo,
Aybar, Jhony, mis amigos
gozando abundancia de luz y la losa firme
jugábamos fulbito largas horas de la noche;
olvidando el tiempo atento al juego íbamos
Jhony, a destiempo, me decía: ¡Tu mamá!
tarde, un látigo blandeaba mis piernas
y mi perro Coki, que seguía a mamá,
interponíase , mordisqueaba su falda,
desasía sus brazos, aprovechaba y corría,
libre, ganaba llegar a casa y pedía a papá,
me valga, a cambio no salir más de noche.
*
Hace mucho tiempo comprendí a mamá
su carácter -no debería decir pero lo digo-
su constante mal carácter, mucho me pegaba
tampoco yo, de tranquilito no tenía nada
La necesidad le era harto abrumante
las paredes a humedad carcomidas
la puerta de nuestra habitación, un latón,
de la calle, triplay que se trancaba con palo,
más que nada, para que los patos no salieran
Yo solo jugaba, de lo demás era ignorante
Mi padre se resignaba ajustado a la pobreza
solo a mi madre le restallaba los dientes
vivir en esa orfandad , le era angustiante
Cuando mi chompa ya no me quedaba
la deshilaba y combinaba a otra y alargaba
Recordaba que en su pueblo era maestra
por titularse vino a Lima, y amó un hombre
vino un hijo -yo ,el causante- y sin recursos,
con hambre, sin abrigo, abandonó su ilusión
Recalaron en el cerro, un cuarto humilde
Un tiempo provisional, le
convenció papá
pero se quedaron casi media vida (3)
Ladera de sudor, lágrimas en cada peldaño:
trabajaba desde el amanecer al anochecer
ser maestra no podía, por eso se frustraba
Mamá quería bajar del cerro a un lugar llano
a papá le era ley inexorable su determinismo
Hacía más cuartos cavando cerro adentro
pensando sus hijos vivirían ,ahí, por siempre
Por eso, mamá,
Por desfogarse con rabieta y chicote salía
a buscarme cuando no hacia caso su llamado
*
Hoy, anciana, en su casa grande de varios pisos
barrio semi residencial conversamos mucho
sentada, al borde de su cama, cuando la visito
(Al frente, en su camilla mi padre no habla,
no ve, tal vez oye, las quejumbres evocadas
por eso sus ojos se han puesto a lagrimear)
Haciendo balance de vida, no le parece bien
que su esposo habiendo trabajado tanto
no tenga vejez digna lúcida y tranquila
Nos olvidamos de vivir la
vida, descubre
tantea tristeza: La
vida nos fue bien dura
Giro la plática, le pregunto por su perro Coki
haciendo memoria me mira, asiente y dice:
¡Claro, como no, te quería tanto ese
perrito!
Y apostrofa dulcemente:
Dicen nuestros animalitos en la puerta
del cielo
nos esperan para que entremos
juntos con ellos.
___
(1)
trabajo hecho antes de fallecer papá,
sufrió casi dos años postrado en cama por un accidente cerebro vascular
(derrame)
(2) escuela mixta 581, segunda cuadra av.
Riva Agüero, El Agustino
(3) el otro cuarto (de vida) en su pueblo, de
donde provenían
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