domingo, 23 de agosto de 2015

El espectro

Comentarios irreales
El espectro

Mi madre,
Yo de ocho añitos,
Mi hermano de cuatro
Y el último, un bebito
Entramos a la casa
Era de noche,
Noche temprana

Lo primero que nos llamó la atención
Era que los cuyes no chillaban

Estaba oscuro
Abrimos la puerta del cuarto
Buscamos el mechero
Pero no prendía el palito de fósforo
Es decir,
encendía pero al acercar a la lámpara
se apagaba por la brisa
Vamos a dormir -dijo mamá-
y la seguimos al siguiente cuarto
y cuando entramos vimos un espectro
De dos metros, más o menos,
con cachos
Nos asuntamos
Mi madre que siempre lleva su biblia
Lo abrió por la mitad
y dijo ¡Maligno, apártate!
y la sombra traspasó la cama
y se desvaneció
Mi madre nos sacó de la casa
Optamos regresar donde estaba nuestro padre
El trabajaba de guardián en una obra civil
-una empresa estatal construía un puente-

Mi madre le contó con lujo de detalles
Mi padre no le creyó, se rió
El no cree en cosas paranormales
Pero luego recapacitó, dijo:
¡No es fantasma es un ladrón!

Llevó un revolver y dos amigos
Y a nosotros nos dejó en el campamento

Cuando regresó mi papá a las dos horas
Tenía la cara desencajada, macilenta, lívida
Mi madre le preguntó ¿qué pasó?
¡Aparta a los niños!, oí que dijo
Mi padre le contó con lujo de detalles

-Luego mi madre nos contaría-
Dijo que el espectro voló al techo
Se quedó pegado a la calamina –por dentro-
Y después se desvaneció  regando azufre


Luego reparó que todos los cuyes estaban muertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario