Dinero y felicidad
Daniel Kahneman, psicólogo de origen israelí, premio nobel 2002, de Economía,
por haber integrado aspectos de la investigación psicológica en la ciencia
económica, diferencia entre un “yo que experimenta” y un “yo que recuerda”, que
según afirma, todos tenemos en nuestro interior. Mientras que el primero vive
el presente, momento a momento, y se relaciona más con la experiencia emocional
o cognitiva, el “yo que recuerda” es un narrador de historias, y se esfuerza
por hacer que las mismas sean buenas en todos los sentidos
El punto es que “ambos yo” son felices por diferentes cuestiones: mientras
que el “el yo que experimenta” siente bienestar por temas como el cumplimento
de objetivos, las posesiones, el dinero
ganado, el “yo que recuerda” alcanza su satisfacción al estar con la gente que
quiere, viajar o aprender cosas que le interesa, entre otras cuestiones relacionadas.
Argumentos y factores de la Macroeconomía
de la felicidad para tener en cuenta:
·
Tiene más rédito en materia de bienestar emocional
gastar dinero en experiencias (salir, ir al cine, viajar, comer afuera con amigos) que en bienes (auto, ropa, tecnología,
etc.)
·
los individuos con un solo hijo son más felices que
lo que tienen 3 o más
·
los desempleados son persona menos felices que los
empleados
·
el desempleo causa mucho más perjuicio que la
inflación en términos de felicidad
·
cuanto más ingreso se tiene más sensación de felicidad, pero hasta cierto punto. Cuando
se cubre las necesidades básicas, esta relación se debilita. El efecto que el
crecimiento de PBI per cápita produce sobre el bienestar de la persona es
creciente y positivo en un primer momento, pero luego esté efecto pierde fuerza
al acostumbrarse los individuos a esta nueva situación
·
los hombre son menos felices que la mujeres, y la
felicidad tiene, con respectó a la edad, un forma de U (se es más feliz en la primera etapa de la vida, más
infeliz luego y nuevamente más feliz al final)
·
quienes posen muchos amigos tienden a ser más felices
que aquellos con tendencia más solitaria, al igual que lo que viven una pareja
estable con respecto a la gente que vive sola.
·
tener relaciones sexuales al menos una vez por
semana y dedicar tiempo y energía a actividades solidarias tienen mayor
incidencia en la felicidad que el dinero.
La idea del dinero como disparador de la felicidad puede servir como
motivación, como potenciador de las ambiciones personales, pero es, al fin de cuentas,
una idea vacía de sustento.
El dinero existe y tiene importancia en nuestra vida, pero no más que
una buen cena con amigos, el afecto de los seres queridos o la inmensa satisfacción
que otorga el ser solidario y ayudar a quién
más lo necesita Como dice José Narosky, escritor argentino, quién cambia felicidad por dinero no podrá
cambiar dinero por felicidad.
Articulo de Nicolás Litvinoff/Portafolio
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