En Holanda encontramos grandes leyendas con interesantes personajes. Leyendas que han ido pasando de generación en generación y que ahora forman parte de la cultura popular del país. Así, nos encontramos con personajes como el héroe de Haarlem, un pequeño de lo más famoso a lo largo y ancho de Holanda que pertenecía a Spaarndam, un pueblo de la provincia de Holanda Septentrional ubicado entre los ríos Spaarne e Ij.
Este pintoresco pueblo cuenta con dos partes muy diferenciadas, una que pertenece al municipio de Haarlem, y otra parte, mucho más nueva, que forma parte del municipio de Haarlemmerliede en Spaarnwoude. Asimismo, cabe destacar que el mismo se construye en torno a una presa, la línea divisoria entre los dos pueblos. Es precisamente esta presa la que acompaña al joven en su leyenda.
El muchacho era el hijo del jefe del puente Spaardonel. Un niño de ocho años lleno de inquietudes y curiosidad.
De vez en cuando, el niño hacía muestra de su buen corazón llevándole panqueques a un anciano ciego de la vecindad, una buena acción que realizaba gustosamente tras recorrer el camino que separaba su casa de la del pobre ciego, un camino que pasaba por la presa.
Uno de estos días, el joven comenzó a recorrer el camino, no obstante, cuando pasó por la presa observó que el nivel del agua estaba mucho más alto que de lo normal. Al fijarse un poco más, se sobresaltó observando que había un pequeño agujero en el dique del cual salía agua. Sin pensarlo dos veces, el niño mete su pequeño dedo en el agujero para detener el goteo constante de agua. Así quedó durante toda una noche; y es que por más que gritaba auxilio nadie alcanzaba a escuchar su voz. Tan sólo al día siguiente, cuando la noche ya había pasado, un cura que pasaba por ahí se dio cuenta de que el joven necesitaba ayuda. Al observar la postura y su función, el cura fue consciente de que la ciudad se había salvado gracias a este pequeño.
Si bien es cierto que este héroe es completamente anónimo, se ha asociado al protagonista del libro infantil escrito por la norteamericana M. Mapes Dodge en 1873, Hans Brinker. No obstante, esto no parece importar al pueblo holandés, que ha hecho muy suya esta historia. Así podemos observarlo en las diversas estatuas que hay dedicadas a este personaje en varias ciudades holandesas.
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