viernes, 1 de junio de 2018

SOLINA III


*
¡Trabajar… trabajar...! No toda su vida fue vagancia como hoy
Solo quería decir estos detalles, las noches después de laborar
Cansados por el día pero felices cuando era de compartir

Ni podían almorzar  con la presión
pero en la cena –lujosa- resarcían
y eso era felicidad, así, esa vez, pensaban

Ella gustaban platos dulces o saladitos, o bien guisados
Cuando el menú no era su agrado iban a otro lugar
Se daba el gusto a un Chef por otro plantar
y cuando oía algún reparo le decía sin miramientos

No me  gusta el aderezo
¿por qué reclama si le estoy pagando
y remataba:
Es mi plata y  con ella como donde quiero

Esa cosita no le gustaba a Risser
¿El dinero cambiaba a las personas?
Creía que sí, sobre todo con los extraños
En cambio con sus cercanos, igual permanecía
En reprocharle no alcanzaba nada
Porque ella a reconocer no era dada 
Más bien empezaban las discusiones

Tal vez por ahí le entro el bichito del cuestionar
Un huevo no sabía freír
Un día su madre le mandó calentar la comida
Que había dejado en un taper la empleada
-como si fuera un chiste ella le contó-
Volteó el taper sobre el sartén
Incluido la pieza de pescado
La zarza de tomate y la lechuga

Otro día, acompañando la plaza al mercado
Preguntó a la empleada
¿Qué papa tan rara era esa?
No, señorita, eso es kión, le corrigió asombrada

También fue testigo a su primer carro
A su primer departamento
A sus primeros proyectos y adquisiciones
y ella en ese inicio hacía así sus reflexiones:

Para comprar una casa se necesita un acompañante
Porque ver otras parejas mayores transar
Me da un no sé qué, joven y soltera

Aunque esa compañía  solo al comienzo fue
Luego, ella sola haría por obtener
*

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jrosual

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