Un domingo a las cuatro de la tarde empezaba mi felicidad
Tarareaba una canción de Los panchos, Poquita fe, por ejemplo.
La ducha interior de mi casa vieja estaba en la parte posterior de la casa
lindante con el camino de encima ,
calle que accesaba a lotes vecinos de la parte alta del cerro.
Don Aurelio, amigo y albañil se dio maña para hacer un respiradero
y, a la vez, una claraboya al baño por donde , a esa hora de la tarde ,
ingresaba rayos iridicenctes que rebotaban sobre la mayólica de la ducha
Y terminaba feliz de cantar y bañarme...
Era joven, estudiaba en la universidad, no tenía compromiso serio de ningún tipo,
y ya, vestido, ropa sport, gomina glostora en el cabello bajaba
la grada de la escalera pública que se asentaba sobre la carretera a Chosica
¡qué felicidad mía salir a pasear!
Iba en busca de mi enamora si la tenía, o si no simplemente recalaba en un café
pedía un sandwich de pollo, café caracolillo, pan crocante
Luego caminaba por la calle Bauzate y Meza
Al llegar al parque El Porvenir reparaba la cartelera de los tres cines casi contiguos;
o si había un partido internacional seguía bajando hasta la calle José Galvez
para sacar mi entrada y feliz ascendía las gradas del antiguo Estadio Nacional de Lima
y de porrazo me daba con las bombillas de luz extendidas una a una , en dos bandas
paralelas al rectángulo de fútbol, de un verde intenso
Ese chisporrotear de luz me llenaba el corazón
Así de sencillo eran mis jóvenes años.
Pero si aquel domingo no hubiese ido al cine
y me hubiese quedado en casa hacer mi tarea de la universidad
o, si hubiera ido, hubiese escogido otra sala...;
o, si al ver la cartelera del cine El Porvenir me hubiese gustado la peli y de inmediato
hubiese sacado la entrada y me hubiese entrado al hangar y
no hubiese salido a la vereda de la calle...;
o, si la chica que vi de nuevo en la vereda
-la había visto momento antes en la esquina del parque -
y que, claramente, seguía buscando a su enamorado,
o si ella se hubiese ido a la esquina opuesta del parque,
o, si su enamorado hubiese llegado a tiempo y se la hubiese llevado...;
o ,simplemente, si no le hubiese hablado
o, aun más, si no me hubiese respondido,
entonces, mi vida hubiese cambiado.
No sé si para mejor o peor pero hubiese cambiado.
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