viernes, 12 de agosto de 2011

El loco y el pollo a la brasa

Hay en sus ojos tal avidez
que anubla su mente,
tal vez,  se remonta tiempo atrás
cuando podía adquirirle

Segrega sus palatinos posteriores
sustancias químicas 
esperando inútilmente
tragar ese pollo dorado crocante
qué exhibe la maroma de hierro
separando al postrado loco
un cristal grande panorámico

Hay en su rostro tal hambre
cuya saliva sola desciende
por el traqueo menbranoso
raspando  paredes internas
preludio a úlceras gástricas

No le importa el corrimiento
de su patética traza:
saco deshilachado 
barba crecida  dispareja
sucio cabello hirsuto
legañosos ojos hundidos 
descalzo y en invierno...

Pero él no tiene la culpa
su mente está destornillada;
la culpa lo tenemos nosotros
los que ganan por diez y no aportan
los que viajan en cruceros
los que tiene un apartamento
en la rivera  francesa
o dentro de Manhatann;
nosotros también, los comunes
que pasamos indiferentes por el lugar
sin nada por él hacer

En nuestras protestas al gobierno
por el  enfermo mental nadie aboga
que no falta en una calle, en una plaza.

El loco,ora, va al tacho de la esquina
a buscar un  pan duro e imagina
que come un trozo de pollo a la brasa
de repente hoy era su cumpleaños
y recuerda haber estado con mujer e hijos.

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