¿Dónde estará esos tiempos, cansado de jugar,
el bulle bulle en mis tripas, en el entretiempo,
(jugaba con mis amigos en la parte alta del cerro:
en la carretera, donde los camiones aguateros
venía cada siete días y nos abastecía de agua)
Subrepticio, me deslizaba escalera abajo, torcido camino,
hasta la parte media del morro donde estaba mi casa,
palmoteando mis nalgas llegaba así gritando:
-¡Mamacita querida! ¿ya está la comida?
Con su rezondrón dulce más o menos respondía:
-¡Caramba con este chico, todo el día jugando¡
¡ Le voy a decir a tu padre¡¡Me estás acabando!
Y me servía -plato lleno- seco con arroz y fréjoles,
sopa de carne y verduras que era para dar oles
Eramos pobres, hoy veo claro lo que antes desconocía
pero núnca me faltó un plato de humeante comida.
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