miércoles, 3 de agosto de 2011

El crepúsculo de mi pueblo

La tarde  ha llegado al pueblo clavado en los andes
prendido, aun al ojal, la escarapela de fiestas patrias 
la fiesta de Santiago hace dos días ha terminado
Los amigos de mi sobrino  Osías han vuelto a Lima
y por no recobrarse de la mona le han dejado

Levantado a media tarde se cura de la resaca 
sentado al poyo, frente a casa de la tía Juvencia
los últimos haces languidecen sobre el techo de paja,
sobre el pueblo uniforme de adobe, sobre la plaza,
sobre la calle empedrada con  canaletas al medio

En un tibio color ámbar.el sol orla al conjunto
El nieto de la tía Juvencia de mejillas chaposas
ovilla una guaraca a su trompo  cerca a la puerta

La voz de la tía está llamando a tomar lonche
leche caliente remojada con pan de Lima y máchica
cancha tostada  y moldecitos de queso acompañado

-¡Espera! responde Osías  aún helado
¡Este rayo de sol aun no me abriga!

Sus  piernas apoyadas sobre dos adobes
sobre la rodilla brazos  sobre éstos su mentón
ve la calle empedrada vacía :con frustración
desnivelada calle  como sierpe sube a la plaza

Silencio, las visitas se han ido,el pueblo vese triste
calle abajo el sitio en el cementerio que adquiriste 
de los que duermen el sueño largo, en la esquina
recibiendo la brisa de la hoyada, el rumor del río

Antes, una pampa, un tablero de tierra apisonada.
La casa de Juvencia es la última del pueblo
o la primera entrando, si se quiere,
camposanto cuyo alero va borde del barranco 
donde se alza orondo el  eucalipto fragante

De a poco se va abrigando Osías, vase despabilando
El antepecho del cerro Mirador  ahora observa
cerro padre que en su regazo carga al pueblo

Donde asciende el camino que llega a los alfalfares
y descienden de la mesa arrebolada y fértil, arriba,
qué, atrás del cerro Mirador se tienden en faldas

Este camino que ve es de piedra laja y canto rodado
pircados de piedrones a los lados como balaustrada
adornados cada cierto trecho  con flores silvestres
vese en las junturas retamas con florecías amarillas
enarbolan , alegran, a los que suben o regresan:
foráneos, pastoras y chacreros alegría expresan


Precisamente,  por ese camino arreando cabras
-felices animales balan al ver sus corrales.-
arrean dos muchachas con sombrero de pana
mantas labradas que les cubre hombros y espalda
engarzada , adelante, con imperdibles de plata

Los perros del séquito ladran mirando a Osías
el alma de éste vuelve a la intersección de sus huesos
y se enternece  al ver a su pueblo vuelto a su rutina
y de a poco empieza a cantar:
   Caminito que llegas de cumbre nevada
   y recala en los collados de verdor, ora,
   como este sol que me brilla sin dañar
   así, de un breve ocaso se fue mi amor

Cuando pasa el cortejo pregunta a una de ellas:
chaposita con la sonrisa virginal a hermosura  

-¿Qué llevas en tu atado vecina pastorcita?
-He pañado un poquito de papita morada

Y a su vez pregunta:-¿ Por qué su canto es triste?
debería ser de gozo ya que la fiesta transcurriste

-Tengo un corazón grande como una calabaza
hecho hueco como tambor  por su ausencia 
Y antes que le preguntaran por la causante
Osías alegró su canto con una fuga fascinante

   Ay, lucero del atardecer
   tú no mas sabes  este sincero querer
   y sólo en tus brazos
   me habré de adormilar ...

Las pastoras detenidas en su marcha 
le observan y se miran entre ellas,
ladeando sombreros se animan acompañar
se contagian con el canto y se ponen a cantar.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario