jueves, 31 de enero de 2019

RINA Y SUS HERMANAS VIII IX


VIII

La niña de sus sueños, ¡su hermana!
Atropellada niña en la ensenada
María Celeste Clara se llamaba

La que aun en su catacumba 
Conocedora su separación
De su vida tortuosa y penosa,

Le empujaba a la oportunidad
Sirviéndose María de celestina
-creía- esa forma hincaba la unión

Niña, cuando se quedaba en casa
Solía ir a las casas de la vecindad
De Rina y sus hermanas, preferida

Le llevaba a Elio al Mercado Central (1),
Y Celeste se quedaba, o al revés,
La madre, no podía llevar a los dos
_
(1)donde la madre de Elio vendía limones




IX

Entonces, sin saber en qué acabaría
Fue a buscar a Rina en la ensenada
Buscarla para verla en qué andaba

Pretexto: quería recomprar su casa
para uno de sus tantos hijos
Sería coartada si le preguntaba

Seguía viviendo allí con sus hijos
No todos lograron salir de la rada
Casi se queda él, salió a los treintas

Su casa estaba antes de Rina, o sea
Sentado en la grada de su ex calle
Tenía que verla salir a la bodega

De ella, un corredor de largo amuralle
Podría verla ir de un lado a la sala
Del camino –llamarla- posiblemente

No pensaba volver a su casa vieja
Pero, allí, sentado en la grada estaba
Era otro el nuevo dueño, y no estaba

¡Épale!, se encontraron en la vereda
Como antaño cuando sus hermanas;
No lloriqueó por sus lágrimas en veda

A ella le abrillantó en láminas el iris
Estaba apurada porque iba al Seguro:
¿Por qué no me sigues y conversamos?

Al punto dijo, su padre había muerto
E iba al seguro por los devengados
Elio: el mío  también, no hace mucho

Y sus penas, uno más uno sumaba
Oía su voz suave que le endulzaba
Si bien era cierto nunca su novia

Insistió Elio con lo de la recompra
Si bien algo quería redimir era a ella
Y si  accedía— ¡ahora sí!- lo adquiría

Pero aún no estaba a la estocada
Tenía que saber más, si rima Rina
Para ver si con su sueño coincidía 

Algo quedaba de su grácil figura
Muchos años no veía sus hoyuelos
Tiernos huequitos de su carita

Desapercibido don para muchos,
Incluso a sus  hijos y a ella misma
pero revivía al devoto de antes

Andar juntos, la notó esbelta a Rina
Le hizo decir en silencio cómplice:
Donde  fuego hubo, favilas queda

Entristecía verla tras largo tiempo
Mientras la escuchaba la miraba
Los años no perdonaban ni un rizo

El mejor espejo de uno, citaba,
Encontrarse una amiga madura,
más aun, luego de larga ausencia.

_
autor Jrosual

No hay comentarios:

Publicar un comentario