De otros trojes
La casa que yo conocí (Martín Adán),
por Virginia Benavides
Es la voz de un adolescente que
pasea por su barrio, su ciudad
Mirándola con ojos de alucinada melancolía,
Escéptico, a veces poético,
a cada rato, desafiante y desenfadado.
Muchacho lirico, subversivo del lenguaje
Que crea el mundo a su paso por
la ciudad
Y se interna en el paisaje como
ir pescando
(en avenidas, plazas, parques,
fondas, casonas)
aventuras, como peces.
Una lectura revitalizante que te limpia la mirada
te anima a reconstruir con andamio
de imaginación
la casa, la ciudad, a los seres que circundas,
para internarte en sus múltiples realidades
y elegís la poesía, siempre la
poesía…
El sentimiento inasible de la existencia
y la conciencia desgarradora de ser, entre otros sentidos
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Virginia Benavides
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