miércoles, 1 de agosto de 2018

EL VIEJO BARBADO Y LA EDUCACIÓN

EL VIEJO BARBADO Y LA EDUCACIÓN

AUTOR JROSUAL/2018




EL VIEJO BARBADO Y LA EDUCACION




PERSONAJES LUGAR TIEMPO



Elías Santibáñez, el Viejo Barbado (VB) tiene 60 años
Ipsytila, 34 años, empleada del hogar
Lupita, hija de Ipsytila 12 años
José Niczer, profesor, amigo de Elías, miembro del Concejo del Libro y la Lectura (L&L) de Pueblo Mar

Pueblo Mar (ficticio), caleta al sur chico de Lima

Tiempo asignado ( y concebido el trabajo) durante la huelga magisterial de los 109 días  -acabó fines de agosto 2017-


 BUSCANDO CARACOLAS EN EL MAR


Si bien se había separado
De su mujer e hijos
Y vivía en una lugarcito no muy lejos de Lima
Ni tan cerca ni lejos que no le oiga
ni cerca que le lastime la bulla
Y para que no digan es un ermitaño
Con su criada Ipsytila y su niña

Pueblito protegido por un cerro
De cara al mar como si cada mañana
lo primero que hiciera, lavarse la cara
De espalda al viento que venia del sur
-y que el morro le protegía-

De piso, millones gránulos de arena
que llegaron de distantes lugares
-disímil composición sus  partículas-
Que empuñar la arena con una mano
difería si tomaba con la otra

Partecita de roca
que no pudo el mar disolver
y vino a erosionarse justo allí
en la playa de Pueblo Mar

Si se podría preguntar a cada grano
Cada uno contaría su propia historia
Playa de grava aquí más allá limosa

Entonces citó al doctor Greenberg:
Si cada grano de arena es tan hermoso y único,
imagina cuán hermoso y único es cada persona    

Su estar le era plácido
En el vario  pinto lugar
Vivía muy apegado al mar
Recorría sus largas playas al norte
Buscando caracolas de forma a gota de agua
a color marrón claro oscuro u ocre
en los roquedales donde corría la araña de mar
azuzados  por unos muchachos del lugar

A pesar de su edad había hecho amistad
De lejos le llamaban viejo barbado
Pero de frente le decían don Elías

Y en las tardes anaranjadas
Se ponía a jugar con ellos
Fungiendo de arquero
con dos piedras en el arco

O a veces ascendía el cerro, solo,
Allí, sentado sobre sus piernas con la postura de loto
Como zafu (cojín) sobre la arena
-que también había en la cima-
Embelesaba  oír la natura realidad
Quedaba largos minutos observando
la campiña verde que convergía a Pueblo Mar
Cerros pardos, al este como guardianes
en fila india paralela al valle de oro lumbral
Dejando alguna abra para internarla a la sierra

La panamericana color brea haciendo eses
El río con sus meandros y peñascos
y por la desembocadura  el lecho poco profundo
pero amplio el cauce por la estación seca

Luego se cansaba de esa posición
Caminaba un trecho protegido
con su sombrero  paja -del viento
Que inflaba su camisa estampada-
Bermuda negra y botines cat
Ahora miraba el inmenso mar
En otro rato de relax contemplar

Qué tendrá ella –decía-
Que tanto me gusta mirar

Mar de mitos y leyendas, invento una:
Un pulpo gigantesco subía la escarpada
Se vieron frente a frente un buen rato
Y el molusco adivinó que era un ser pensante
Y le lanzó agua por una ventosa
para que se refrescara la mente

Mar, inmensa olla de cangrejos caracolas erizos estrellas
Hazme probar un poquito tu sazón, decía

En vez de recalar en la ciudad grande, padre,
¿Por qué no te avecindaste  a esta playa?
Estaba más cerca a tu pueblo –y miró la serranía,
Atrás no más de esos cerros pardos-

Aquí no más te hubieses quedado
Padre ido padre cerca padre mío

Miró la playa:
¿La ola no tiene forma?
En un instante se esculpe
y en otro se desmorona*    

En cada ola una vida
En cada espuma un expiro

La neblina tapaba las cúspides del oriente
y la tarde, a fuego de hoguera, el poniente
Era hora de bajar a Pueblo Mar
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*Octavio Paz

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autor jrosual

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