viernes, 16 de marzo de 2018

UNA FAMILIA SINGULAR

V23_historia mínima
UNA FAMILIA SINGULAR

Mujer delgada alta y blanca
Vestida tal como mis paisanas
Enterizo floreado a flores
trenza rolla  tendía  la espalda

Arrugaba todo terreno su cara
Sin embargo en la estrechez
siempre sonreía  las mañanas
la doña, algo chinita era

Vendía al lado de nuestra venta
plátano de isla de seda o palillo
Mi má le facilitó escaso espacio
por ser de papá familia cercana

Solía  acarrear la canasta llena
y no se iba si todo no vendía
Como único accesorio tenía
una desplegable y vieja silla

que usaba cuando se cansaba;
Golpeaba la ristra de plátano
-a la vez que ofrecía al público-
con  ruda macho de la fortuna

Su esposo alto flaco como ella
Parecía atavío lleno de hueso
como si no sabría de hartazgo
Servía de cargador de cesta

Lo traía del Mercado mayorista
distante a un par de cuadras
a los albores de las mañanas
luego, sitiaba parado tras ella

Parco, sin decir una palabra
se ponía un saco ya gastado
el corbatín  y  el monóculo
y poníase a leer todo del día

Prendido  perchero parecía
por no decir un buitre negro
que de vez, me veía molesto
porque nuestra venta más vendía

Dos hermanos el tío tenía
curiosamente se le parecían
misma flacura  sintonizaban
todos de edad avanzada

como si un anatomista trazara
varias unidades de esqueletos
igual, taciturnos, delgaduchos
ni juntados hacían empacho

Al acabar la semana se reunía
parloteaban medias voces
creían ostentar pergaminos
a pesar contrastable inopia

Tal vez porque eran raza blanca
y sido (s) autoridad en su país
y eso de vender plátanos 
era para no tomar en cuenta

Vestían siempre terno y corbata
infaltable sombrero hongo
bastón y zapato albinegro;
uno de ellos hombre de mi tía

Eran como gente de la realeza
cuando daban saludo de manos
indulgentes, perdonavidas
la mano querría se las besara

Dentro de estos rasgos, la doña
tenía un hijo, contrariamente, gordo
por la mitad el cabello partido,
En una entidad, cerca trabajaba

A la madre a medio día llegaba
Le conversaba un buen rato 
la madre le cedía el asiento
Minúsculo para su estampa

Bueno, dejaré la semblanza
Pasado mucha agua bajo el río
el hijo ha muerto, hoy su velorio
y no puedo ir por fiebre maldita

Por los cerros de San Juan su casa
donde silba el viento del mar
y mi mal me pueda desplomar
No vaya ser le escolte a su tumba

Con mis ojos de niño le miraba
cuando joven a su mama visitaba
Ora tiene la mirada, seca, terrosa
seguro sigue a su madre querida

Pero que sea esta breve nota
un homenaje a él y su familia
cuando de niño le admiraba
guarda por siempre mi retina.


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jrosual

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